Diócesis de Jaén

Una festividad de Santa Catalina sin romería ni castillo

El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidía, en la mañana del 25 de noviembre, la fiesta en honor a Santa Catalina de Alejandría, copatrona de la ciudad de Jaén. A pesar de que este año, debido a la pandemia, se había cancelado la tradicional procesión y romería en honor a la santa, sí se han celebrado otros actos, entre ellos la Santa Misa en la Parroquia de La Inmaculada y San Pedro Pascual. A las 12 horas daba comienzo la Eucaristía presidida por Don Amadeo y concelebrada por los párrocos in solidum, el Rector del Seminario y el Secretario particular del Obispo. Asimismo, contaron para el servicio del altar con el Diácono, Antonio Blanca.

Asistieron, además, los seminaristas, la primera teniente de alcalde, el concejal de Cultura y Turismo y otros miembros de la Corporación municipal, así como Coronel Subdelegado de Defensa, el Teniente Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, el Comisario Jefe de la Policía Nacional, el Presidente de la Agrupación de Cofradías de la ciudad, los miembros de la Comisión Gestora de la Cofradía de Santa Catalina y representantes de otras Cofradías de Pasión y Gloria de Jaén.

En su homilía, Don Amadeo comenzó recordando la que se estaba celebrando la fiesta en honor a Santa Catalina de Alejandría, patrona de Jaén y “siempre que celebramos un acto litúrgico evocamos la presencia de Dios nuestro Señor y hacemos presente a Jesucristo, y en consonancia con el Misterio que estamos celebrando, tenemos que estar alegres. Esa alegría es interior y ese el gran valor de nuestra fe, porque como dice el Papa Francisco: En Jesucristo nace y renace la alegría”. Monseñor Rodríguez Magro quiso recordar que esta fiesta se remonta al siglo XIII, cuando Fernando III se encomendó a ella para la conquista de la ciudad. Fernando III, el Santo,  estaba a las puertas de la ciudad. Después de varios intentos tuvo la oportunidad de asentar una ciudad cristiana. Él no daba un paso sin mirar el cielo, sin mirar a Dios y ver si estaba con él. Y ahí, según cuenta la tradición, estaba Santa Catalina como protectora de Jaén. Fernando III sintió la fuerza de Dios que venía a través de Santa Catalina”.

En este sentido el Obispo recordó que Santa Catalina como patrona de Jaén, es también su intercesora, por lo que animó a pedirle por la ciudad y sus gentes. “En este 2020 pidamos a Dios, por intercesión de Santa Catalina, que nos libre de este mal. Confiemos en él para que nos de la inteligencia, la fuerza, la ayuda… para que se encuentren soluciones y seamos capaces de acabar con una pandemia tan intensa. Pero también pidamos que nos ayude a cultivar los valores del Evangelio para hacer frente a las consecuencias de la pandemia y reconstruir está situación”.

Monseñor Rodríguez Magro, quiso recordar, además que se estaba celebrando el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. “Hoy también nos fijamos en la violencia que sufre la mujer y estamos celebrando la fiesta de una Santa que sufrió la violencia”. Y continuó explicando que “es Santa y mártir porque dio la vida defendiendo su religión y fue una mujer comprometida que quiso anunciar el Evangelio en el corazón del Imperio, al propio Emperador”. Destacó que Santa Catalina era una mujer muy válida, pero eso no era posible, los poderes públicos y la sociedad no se lo podían permitir, “por eso usaron contra ella el menosprecio y fue víctima de la violencia, hasta acabar con su vida”.

Finalmente, el Pastor diocesano quiso tener un recuerdo especial con las víctimas de la violencia. “Tengamos hoy un recuerdo, además, por todas las víctimas que un día sí y otro también están sufriendo la violencia en nuestra sociedad. Pidamos por ellas. Apliquemos esta Eucaristía por ellas, para que Dios nuestro Señor cambie el corazón del hombre. Naturalmente hay que cambiar estas circunstancias con las leyes, pero hay cosas que no cambian, si no se cambia el corazón del hombre, si no se cambia la mentalidad social. Por ello pidamos una conversión verdadera y que con Dios vayamos construyendo un corazón social en el que se reconozca la dignidad y la igualdad de todos los seres humanos. Que así sea”.

 La celebración eucarística culminaba con el himno de Jaén.

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