Lluvia y descontrol en un Miércoles Santo de “estación” en la Catedral

Jaén despertó el Miércoles Santo con la esperanza de desterrar la incertidumbre de los primeros días e iniciar los días grandes de la Semana Santa de manera mucho más tranquila. Y así pintaba la tarde hasta que en la Parroquia de Santa Isabel sorprendía el retraso de una hora de la salida procesional del Cautivo. Nadie lo esperaba fuera, pero las previsiones daban una posibilidad que al final acabaría dando razones a quienes fueron precavidos. La decisión del Cautivo influyó en el Perdón que también optó por retrasar su salida para dar más margen a la tarde. Finalmente, ambas cofradías partieron a las 17:50 de sus templos para ‘citarse’ en el Pilar del Arrabalejo.

Mientras tanto, la Hermandad de la Buena Muerte consideró mantener su horario de salida y a las 18:30 horas se abrió la puerta del Perdón ante una plaza abarrotada para ver a la Cofradía y como no, la VIII Bandera “Colón” del Tercio D. Juan de Austria, 3o de la Legión, cuyo regreso a Jaén un Miércoles Santo provocó una expectación desbordada.

Con las tres hermandades en las calles de la ciudad, la organización del Miércoles Santo pasaba un nuevo examen tras el ajuste milimétrico de 2015. En esta ocasión, marcado por los retrasos de Cautivo y Perdón. Y la prueba iba para nota hasta que de repente, una nube se posó sobre la ciudad. Tal vez era la que se preveía para las 18 horas, o se formó sin anticipación posible. Sea como fuere, a las 20:30 horas, con el Cautivo entrando en Maestra, el Amor en los palcos de autoridades y la Buena Muerte en Virgen de la Capilla, la lluvia provocó el descontrol y el nerviosismo.

La Cofradía del Cautivo reviró en sentido opuesto y se refugió en la Catedral, si bien sus nazarenos se quedaron taponados por un público insensible a la situación. El Misterio del Amor subió Campanas como un barco que navega rápido y con buen timón. Espectaculares las chicotás de una cuadrilla capaz de cualquier reto. Cuando más llovía, los tronos de la Buena Muerte fueron cubiertos con enormes plásticos, y Jesús del Perdón fue semitapada con un chubasquero que impedía ver su rostro y le cubría hasta las rodillas. Fue entonces cuando la Carrera Oficial se abrió y el público se adueñó de un espacio reservado para las hermandades, algo partidas, pero que merecen el mayor de los respetos. Esperando al Perdón apareció por Hurtado y Ramón y Cajal el trono de las Angustias, y al pasar el Titular de la Cofradía de Cristo Rey, hizo lo propio el trono del Descendido. Pasos y tronos intercalados en un único cortejo con destino a la Catedral. Precisamente con el Descendido en la Plaza de Santa María dejó de llover y los ánimos se calmaron. Tanto que su recogida, la del palio de la Esperanza y, por último, el Cristo de la Buena Muerte, fueron mucho más calmadas.

Marcaba el reloj las 23 horas cuando las Hermandades del Cautivo y del Perdón anunciaban el regreso a sus templos. La noche había escampado y los hermanos de Santa Isabel iniciaron su regreso tras hacer una ‘estación’ atípica en la Catedral. Tras ellos, el cortejo recompuesto el Perdón.

Fotografías: César Carcelén

 

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