En medio de la alarma a nivel nacional y dado el incremento del número de acontecimientos que se celebran a puerta cerrada o que se han suspendido, surge una pregunta inevitable: ¿qué pasará con un evento multitudinario como la Semana Santa?
Esta cuestión se le ha planteado al Gobierno andaluz. Resta menos de un mes para que comience la Semana Santa, y la Junta de Andalucía ya se plantea “tomar medidas excepcionales” para evitar la expansión del virus que podría afectar a los multitudinarios eventos religiosos. Sin caer en los alarmismos, el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, advirtió este lunes de que el Consejo de Gobierno de la región había abordado la emergencia sanitaria como una cuestión capital, mientras avisaba de la inmediatez de “muchos acontecimientos” que podrían verse “afectados” por la toma de “cualquier decisión” para “salvaguardar la salud de todos los andaluces”.
Aunque a preguntas de los periodistas Marín evitó referirse concretamente a la Semana Santa, fuentes de la Junta ratifican la “evidente” preocupación por las aglomeraciones típicas de estas festividades y no descartan ningún escenario, incluido el de la cancelación de eventos, aunque circunscribiendo las palabras de Marín instan a esperar a “la evolución de los acontecimientos” antes de tomar decisiones drásticas. “Hay que ser responsables”, manifiestan.
“Si hay que hacerlo, se hará”, sentenciaba el vicepresidente de la Junta este lunes, al tiempo que reclamaba una actuación en “coordinación” con el Gobierno central. Al Ejecutivo de Sánchez se ha dirigido en las últimas horas el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, al que ha pedido que “tome las riendas” y no delegue las decisiones de contingencia del virus a las Comunidades Autónomas, porque cualquier caso que afecte, por ejemplo, a Extremadura, puede afectar a Andalucía.