Ni el frío de un otoño de estreno, ni tan siquiera el Clásico pudieron hacer sombra a uno de esos actos que hacen historia en las hermandades. La Parroquia de la Merced se llenó como en sus mejores Lunes Santo para acoger a una Hermandad Misionera que, arraigada en el Colegio Divino Maestro y con sede canónica en San Eufrasio, acertó optando por un templo de mayor tamaño para su primer día grande. La bendición de Jesús Divino Maestro y San Pedro Apóstol, protagonistas principales del paso de Misterio del Lavatorio que, Dios mediante, veremos en la tarde del Martes Santo jaenero.
Jesús Divino Maestro llega a Jaén para ser profesor de alumnos en la difícil asignatura de la vida, para ejercer de catedrático con los padres y madres que son pilares de las familias, y para asumir también la dirección espiritual de quienes ejercen la siempre complicada tarea de maestros y educadores.
Antonio José Martínez Rodríguez, escultor de Beas de Segura aunque con taller en Madrid, ha plasmado la paz, la entrega, la sencillez y la divinidad en un rostro de Jesús dulce, alejado del dolor y del barroquismo exacerbado. Un Señor cercano, como buscaba la Hermandad, a los niños y niñas que desde este lunes lo tendrán en la Capilla de su colegio. Con una rodilla incada en tierra y los brazos abiertos, Jesus Divino Maestro se inclina a lavar los pies de sus discípulos, un gesto de humildad que se agranda en las ropas austeras que, por deseo expreso de la Hermandad del Lavatorio, vestirán sus Imágenes. En esta ocasión, la Hermandad de la Estrella, Madrina de Bendición de Jesús Divino Maestro junto a la Congregación de Misioneras Religiosas del Divino Maestro, ha regalado la túnica que viste el Señor.
Y junto a Él, San Pedro Apóstol, que sentado presta su pie para ser lavado por el Maestro. Un San Pedro muy alejado de las representaciones que encontramos en nuestra Semana Santa. En esta ocasión aparece mucho más joven y mantiene una conversación con el Maestro entre la sorpresa y la inquietud.
El Obispo de Jaén, D, Ramón del Hoyo, presidió la celebración y bendijo con agua bendita a ambas Imágenes del Lavatorio en una ceremonia que contó con la participación del coro Escuch-arte, y la presencia de una amplia representación de hermandades y cofradías de la ciudad, entre las que se encontraban también las Madrinas de bendición de San Pedro, El Silencio y la Clemencia.
Como colofón, la Banda de Música Blanco Nájera ofreció un concierto en el patio de la parroquia de la Merced con marchas dedicadas a su hermandad y Maestro, junto al que muchos de ellos han crecido en las aulas de un centro educativo donde no solo se aprenden matemáticas, lengua o inglés. Allí también se educa para que los menores del hoy sean buenas personas en el mañana. Y en este aspecto, tiene mucho que ver la mano del Maestro.
Fotografías: Manuel J. Quesada Titos