La borriquilla

Había muchas ganas y, tal y como auguraban las predicciones, el tiempo no decepcionó en la mañana de ayer en Jaén. La tradicional “llamá” a las puertas de la iglesia de Belén y San Roque, que cumplió ayer 25 años, inauguraba la Semana Santa jienense y daba así paso a ochos días muy esperados por miles de cofrades que, tras un invierno demasiado lluvioso, han vivido hasta casi el último momento con el alma en vilo por temor a las precipitaciones.

De momento, por lo que respecta a este Domingo de Ramos, la jornada no pudo transcurrir mejor. Como es tradicional, fue la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad Franciscana y Cofradía de Nazarenos de Jesús de la Salud entrando en Jerusalén, María Santísima de la Paz, San Pedro, San Juan y Santiago Apóstol la que dio el pistoletazo de salida.

Lo hizo poco antes de las once de la mañana, arropada, como siempre por los vecinos del barrio de Belén y San Roque, que llevan con orgullo el ser los primeros en esta semana grande jienense. Tras esa “llamá” del Hermano Mayor, el párroco leyó el evangelio del día, se rezó un padre nuestro y los hermanos se dispusieron a salir de la iglesia. El momento más emocionante, sin duda, el de la salida, con los costaleros de rodillas debido a la altura de la puerta. Y también especial el momento de la primera “levantá”, dedicada, como todos los años, al resto de las cofradías de la ciudad, para que tengan tanta suerte como tuvo la “Borriquilla” ayer, para que a ellas tampoco les llueva.

Sentimiento

Y es que, aunque con algunas nubes en el cielo, el sol brilló desde el primer momento en una mañana en la que el cambio de hora había restado sueño a muchos, pero en la que, ante todo, se notaba el sentimiento cofrade casi en cada rincón de la ciudad.
Se notaba, por ejemplo, con las ramas y palmas de olivo características del Domingo de Ramos; también en el atuendo de los propios jienenses, a quienes les gusta sacar sus mejores galas en este día tan especial y quienes, como manda la tradición, a buen seguro estaban estrenando alguna prenda.

El poder hecho de salir a hacer la estación de penitencia en las calles de Jaén era motivo más que suficiente para que los devotos de la “Borriquilla” no cupiesen en sí de gozo. Es cierto que este año se han visto obligados a hacer algunos cambios de recorrido debido a las obras del tranvía. Por eso, en vez de pasar por la Plaza Coca de la Piñera y subir por el Paseo de la Estación, como era costumbre, en esta ocasión los pasos subieron por la Avenida de Madrid hasta Correa Weglison para llegar de esta forma a Roldán y Marín y entrar en el itinerario oficial.

Y aunque el cambio de calles no alterara en nada la belleza del cortejo, la única pena que tenía la cofradía era no poder pasar por delante de las Hermanitas de los Pobres, cuyos ancianos se situaban todos los años a la puerta de la residencia para poder contemplar a Jesús de la Salud y a María Santísima de la Paz. Eso sí, el ramo de flores que todos los años entregaban las monjitas a la cofradía no faltó ayer. Al no pasar por delante, las hermanas se trasladaron hasta la esquina de Roldán y Marín con Correa Weglison y allí le entregaron su presente.

Fue el sólo el comienzo de ocho días de pasión y devoción que se prevén grandes en la ciudad.
Además, no sólo el momento de la salida, sino también el de la llegada al templo despierta gran interés entre los jienenses, que ayer se agolparon de nuevo pasadas las tres y media de la tarde en los alrededores de la iglesia de Belén y San Roque para contemplar la difícil entrada de los dos pasos de esta cofradía que ayer lució esplendorosa en la mañana del Domingo de Ramos. Los aplausos y las lágrimas pusieron el punto y final a una estación de penitencia que estuvo cargada de emoción y sentimiento.

Santa Cena

La mañana había comenzado muy bien y la tarde no podía continuar mejor. A pesar de ser la cofradía más joven de Jaén (la de ayer fue su quinta salida), la Hermandad Sacramental de la Santa Cena de Jaén ha sabido hacerse un hueco entre los cofrades jienenses, que no conciben ya una tarde de Domingo de Ramos sin los espectaculares pasos de esta cofradía que tiene su sede en la iglesia San Félix de Valois de la capital, en el Gran Eje.

Precisamente en torno a este templo se dio cita gran cantidad de público que no quiso desaprovechar la agradable y hasta por momentos calurosa tarde para contemplar la difícil tarea de poner en la calle un trono, el de la Santa Cena, que posiblemente es el que más kilos deja caer sobre las espaldas y hombros de los costaleros de la ciudad.

Eran casi las cuatro y media de la tarde cuando las puertas de San Félix de Valois se abrieron ayer para dar paso a una de las estaciones de penitencia con más recorrido de la ciudad. En primer lugar, apareció, entre rosas rojas, el paso de misterio con Jesús Salvador en su Santa Cena, un trono de enormes dimensiones portado por 56 costaleros que se dejaron la piel para que la salida fuera tal y como estaba prevista. Los aplausos de quienes se concentraban en el Gran Eje en este soleado domingo eran la mejor prueba de que, efectivamente, no se podía haber hecho mejor.
Después, llegó el turno del paso de palio de María Santísima de la Caridad y Consolación, portado por 36 costaleros, que como novedad este año ha estrenado el bordado de las caídas laterales del palio, diseño y ejecución de Javier García y Martín Suárez, ambos de Jaén.

Por lo que respecta al acompañamiento musical, en primer lugar, junto a la cruz de guía, iba la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Señor en la Columna de Úbeda. Tras el Misterio de la Santa Cena, tocaba la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Expiración de Jaén y, en último lugar, tras el paso de palio, acompañó la Banda Municipal de Música de Aznalcóllar (Sevilla).

Al igual que ya ocurrió con “La Borriquilla” por la mañana, también la cofradía de la Santa Cena es una de las cinco que se ha visto obligada a modificar su recorrido por las obras del tranvía. Así, después de iniciar su cortejo procesional por la Avenida Andalucía, siguió por Sargentos provisionales, Doce Apóstoles y Juan Pedro Gutiérrez Higueras para dirigirse después hacia Ejército Español y subir por la calle Puerta del Sol. De allí pasó por Pilar del Arrabalejo, Millán de Priego, Jardinillos y Madre Soledad Torres Acosta, para entrar así en carrera oficial por la calle Roldán y Marín.

Un recorrido distinto que, aunque haya roto la tradición, ha permitido a los vecinos de otros puntos de la ciudad contemplar un paso que hasta ahora sólo había subido por el Paseo de la Estación. Por eso y porque la tarde en sí misma invitaba a salir a la calle para contemplar este inicio de la Semana Santa, no es de extrañar que, como ya ocurriera por la mañana, el gentío estuviera presente a lo largo de la mayor parte del recorrido de esta cofradía. Muchos, aprovecharon el sol que lució a mediodía para comer en una terraza y acto seguido continuaron contemplando la belleza de las imágenes en la calle.

Al llegar al itinerario oficial, y a pesar del enorme esfuerzo que supone portar un trono por calles empinadísimas, los costaleros volvieron a darlo todo para mayor lucimiento de sus imágenes.

Oración en el huerto

Barrio jaenero por excelencia, de profunda tradición religiosa y cofrade, San Ildefonso, el corazón jienense, se entregó ayer, como lo hace siempre, a la estación de penitencia de la cofradía de la Oración en el Huerto y María Santísima de los Desamparados de la Congregación de la Santa Vera-Cruz.

Poco antes de las seis de la tarde, en las inmediaciones de la iglesia ya no cabía nadie más. Nadie quería perderse la salida de dos pasos que no hace tantos años desfilan en la tarde del Domingo de Ramos por la ciudad, pero que, sin embargo, se han convertido ya en clásicos de la primera y ajetreada jornada de la semana de pasión jienense.

Acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Fe y Consuelo de Martos, el paso de misterio de la Oración en el Huerto fue el primero en salir a la plaza de San Ildefonso gracias al saber hacer de unos costaleros que se ganaron, y no sin motivos, un tremendo aplauso tras superar la primera prueba, la de la puerta.

Acto seguido, y cuando aún el público seguía maravillado con el grupo escultórico de la Oración en el Huerto, comenzó la salida del segundo de los pasos, el palio de María Santísima de los Desamparados, que estuvo acompañada por la Agrupación Artístico Musical M. A. Colmenero de Jamilena y que despertó la emoción de quienes se dieron cita para verla.

Comenzaba así la estación de penitencia de estos dos pasos perteneciente a la antiquísima congregación de la Vera Cruz, que tras su recorrido por las calles del barrio de San Ildefonso se encaminarían después hacia el itinerario oficial, donde fueron contemplados por una gran cantidad de devotos que vivieron ayer una maratoniana jornada cofrade con cuatro hermandades en la calle.

Piedad y Estrella

Desde el barrio de la Alcantarilla para el resto de la ciudad, partió entre pétalos de las madres dominicas y entre saetas enredadas en los balcones la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de al Piedad en su Sagrada Presentación al Pueblo y María Santísima de la Estrella. Esta vez ante el obispo de la diócesis, Ramón del Hoyo, que por la mañana presidió la eucaristía en la Catedral y asistió a la procesión de “La Borriquilla”, pocas horas después de llegar de Burgos, su tierra natural, en donde pre