En tiempos de pandemia, con la romería de este 25 de noviembre suspendida y por consiguiente, sin el día de campo y sardinas a la vera del Castillo, la copatrona de Jaén, verdadera protagonista de una festividad local arraigada en la historia de la ciudad, reclama la atención de un pueblo que se ha ido alejando de la fortaleza y sus tradiciones. En su sede canónica, la Parroquia de la Inmaculada y San Pedro Pascual, tiene lugar, como siempre, el Triduo en su honor, y este miércoles, su Festividad se celebrará en el templo y no en el patio de armas del castillo. Allí espera reencontrase con los jaeneros y jaeneras que no podrán salir de la ciudad para realizar compras o acudir a citas familiares multitudinarias debido a las restricciones frente al coronavirus. Tal vez así, Jaén vuelva a prestar atención a una Santa cuyo patronazgo durante siglos bien merece el cariño de su pueblo.

Fotografías: José M. Anguita