José M. Anguita

Parece que fue ayer

Parece que fue ayer cuando llegó a Cristo Rey una Virgen orante de tez blanca y ojos rojizos por el dolor. Parece que fue ayer cuando la Esperanza de ser Madre de Dios se hacía una realidad entre unos cofrades de cruz que en el rigor del silencio y el recogimiento de la oscuridad, le venían rezando tiempo atrás sin conocer tan siquiera su rostro. Parece que fue ayer, pero ya han pasado cuatro años desde que María Santísima Madre de Dios pusiera sus plantas en Jaén para esperar paciente un Martes Santo de palio y cadenas.

Mientras llega ese día en el que se afanan sus devotos, la Hermandad del Silencio ha celebrado el Triduo a la Madre de Dios que la tercera de sus jornadas ha permitido a los cofrades besar las manos entrelazadas de quien reza también por todos ellos, para que desde la Humildad conozcan al verdadero Salvador.

Fotografías: José M. Anguita

Todos los comentarios cerrados en la web.