En la jornada de ayer, 15 de agosto, Festividad de la Asunción de la Virgen María, se celebró una Solemne Eucaristía de envío de los jóvenes peregrinos a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid.
Estuvo presidida por nuestro Obispo D. Ramón del Hoyo, acompañados de concelebrantes como el Obispo auxiliar y Delegado de Juventud de la Coferencia Episcopal Peruana Mons. Gabino Miranda Melgarejo, el Deán de la S.I.C. de Jaén, el Vicario General, y una treintena de sacerdotes de Jaén y de los países acogidos.
A eso de las ocho y media de la tarde el cortejo salía de la Sacristía, encabezando el mismo, la Cruz de la S.I.C. con sus respectivos ciriales y tras éstos un cortejo de banderas de países que han sido acogidos en Jaén. Argentina, Venezuela, México, Perú, Polonia, Portugal, Senegal, Togo, Ucrania, Alemania, Sudáfrica y EE.UU. Tras las banderas aparecía sobre trono y peana de plata, Santa María de la Antigua (siglo XV-?), Patrona del Cabildo Catedralicio, y que ya en la mañana del mismo día había procesionado por el interior de las naves del Templo Madre. Tras la imagen, le acompañaban todos los concelebrantes.
El recorrido se desarrolló por el interior del templo bordeando todas las capillas hasta entrar por la zona lateral izquierda. Santa María de la Antigua, ha presidido la Eucaristía en el Altar Mayor y tras ser subida a hombros, se han colocado sobre su paso las banderas de los países citados anteriormente, como señal de amor filial a la Madre de Dios.
Nuestro Pastor, explicaba a una juventud que abarrotaba la Catedral, que era la Diócesis de Jaén, como ha sido la historia en ésta Ciudad, como viven los cristianos de Jaén el fervor a sus imágenes de Jesús y María. También exhortaba a la juventud, a seguir por el sendero de la vida como cristianos y a participar en la Jornadas con Alegría de mostrar su fe como hijos de DIos, ante todo el mundo.
Terminaba la homilía pidiendo al Santo Rostro que guiara y protegiera a los jóvenes peregrinos en su encuentro con el Papa Benedicto XVI. La Eucaristía concluyó con una oración y Bendición con el Santo Rostro a todo el pueblo fiel.