Triste ha comenzado la Cuaresma en Jaén, porque hoy las lanzas se clavan en la tierra igual que las lágrimas que derraman los soldados romanos. Su capitán les ha dejado para dirigir las legiones de cofrades jaeneros que desde el cielo se prestan para disfrutar de otra Semana Santa. Sin embargo, la de 2014 será diferente, porque muchos años después, “Narrias” ya no vestirá coraza ni casco de plumas. Su capa no ondeará con la brisa de la primavera que se escapa desde Jabalcuz, y su espada no será empuñada por quien merecía más años de mandato.
Seguramente, Jaén haya perdido así, de repente, a uno de esos grandes personajes de la historia reciente de su Semana Santa. Vicente Hervás Ortega, conocido por todos como “Narrias”, ha dirigido la centuria de soldados romanos que todos los días de la Semana Mayor, procesionan por las calles de Jaén tras algunos de los pasos de Cristo de nuestras hermandades. Su marcialidad romana, su disciplina y la capacidad de meterse en el personaje que escenificaba, le valieron para capitanear a quienes han sido esenciales en los cortejos procesionales de Jaén.
Así, planificando la inminente Semana Santa y reclutando a sus fieles soldados, le llegó el momento de partir. Ya no verá el olivo de la Oración o el Amor, ni la espalda ensangrentada del Despojado y de Jesús de la Caída. Tampoco las manos alzadas del Resucitado, ni la melena del Nazareno. Ahora, podrá contemplarlo de frente y decirle que este soldado nunca quiso clavar la lanza de Longinos. Porque este soldado siempre lo fue del único emperador en el cielo y en la tierra, de Cristo.
Las muestras de cariño se han sucedido en las últimas horas y Pasión en Jaén no quiere menos que rendir este sencillo homenaje a quien siempre llevará los galones de capitán de los romanos de Jaén. Descanse en paz, Vicente Hervás, “Narrias”.