La nueva normalidad cofrade

Todo parece ser como antes, sin serlo del todo. Nos hemos acostumbrado a los aforos, las distancias y unas medidas de seguridad que solo nos recuerdan que vivimos inmersos en la inseguridad más absoluta. Lo llaman nueva normalidad, y la hemos asumido con responsabilidad, porque de ello depende algo tan importante como la salud y la vida; la propia y la del prójimo.

Sin embargo, el avance de la vacunación y sus resultados frente al virus nos hacen ver más cercano el deseo por recuperar lo que fuimos y tuvimos sin valorarlo como merecía. Vemos que el ocio y el negocio, el deporte o la cultura retoman cierta normalidad y los cofrades, cautos y respetuosos desde aquella maldita Cuaresma de 2020, alzan la voz para pedir ni más, ni menos que nadie. Solo la normalidad arrebatada por una pandemia que en ocasiones se ha usado como coartada para acallar y arrinconar una fe que necesita salir a la calle y ser compartida.

Comienza el otoño y el curso, y lo hacemos con la ilusión depositada en el regreso. La vuelta a las calles de quienes han acudido a los templos copando el porcentaje de fieles permitido. Sí, son esos mismos los que anhelan caminar por Jaén con las Imágenes Veneradas de Cristo y de María, con la idiosincrasia cofrade de esta tierra que derrocha arte cuando muestra sus sentimientos más profundos.

Ahora tiene que ser en andas y sin música, pero si lo hacemos bien, que lo haremos, más pronto que tarde será con costaleros y con bandas, porque los unos y los otros también rezan con los pies y con las marchas. Solo hay que tener paciencia pero sin pecar de una prudencia excesiva que haga del silencio el argumento para que esta realidad extraña se imponga como normalidad.

Porque no nos equivoquemos, la normalidad cofrade será total cuando esta pesadilla deje paso a una Semana Santa plena, con las cofradías abriéndose paso entre una bulla que lleva dos años de larga espera.

Quedan 200 días para el Domingo de Ramos y si nos dejas, nos acompañamos para hacerla algo más llevadera. Con la esperanza depositada en una nueva primavera.

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