Poco más de un mes ha estado María Santísima del Mayor Dolor en el taller cordobés de Sebastián Montes. Casi una vida para sus cofrades y devotos, que conocían la noticia de su restauración a la par que la anunciaba el propio imaginero, lo que generó un primer revuelo en redes sociales, si bien es cierto que la cofradía de la Clemencia contaba con la aprobación de la intervención por parte de la comisión artística del Obispado de Jaén. De este modo, y tras varias semanas de especulaciones sobre el calado de la actuación sobre la Imagen realizada en 1946 por el escultor Alfredo Muñoz Arcos, este fin de semana ha regresado a la Parroquia de Santa María Magdalena desbordante de luz y generando cientos de opiniones.
Vestida con la elegancia que gusta Antonio Villar, no cabe duda de que los rasgos de María Santísima del Mayor Dolor se han dulcificado, manteniendo los matices de “mujer adulta” que siempre han distinguido a la Dolorosa de la Magdalena. Sin embargo, como siempre ocurre en este tipo de intervenciones que trascienden a la mera restauración de la policromía o estructura, surge el debate sobre las limitaciones o no que debe tener un restaurador para que la Imagen no cambie, más allá de las mejoras o correcciones sobre la obra original. Seguramente, las opiniones sean distintas entre los devotos y cofrades de la hermandad de la Clemencia y quienes simplemente aprecien en María Santísima del Mayor Dolor una obra de arte.
Sea como fuere, esto expresaba Sebastián Montes tras el regreso a casa de la Virgen del Mayor Dolor:
GRACIAS, mil GRACIAS!!
Gracias por las muestras de cariño que desde ayer me habéis transmitido tantas personas. Gracias a la “JAÉN COFRADE”, gracias a la Hermandad de la Clemencia y por supuesto a toda su junta de gobierno, gracias a la Parroquia de la Magdalena y al máximo responsable de la misma, su párroco, gracias a mi gran amigo Antonio Villar por su trabajo impecable vistiendo a la Señora, gracias a tantas personas del barrio y costaleras de la Virgen a las que tuve el placer de conocer… Y por supuesto GRACIAS a ti, SEÑORA DEL MAYOR DOLOR, yo no te busqué, tú me escogiste a mí… ha sido un mes de duro trabajo y responsabilidad, muchas horas a solas tú y yo. Y aunque el diablo se cruzó en el camino, pues se pone muy nervioso ante las cosas grandes del Señor, yo nunca me solté de tú mano y ayer te dejé en el Altar Mayor de tú Parroquia RADIANTE como TÚ desde hace tiempo merecías. El AMOR siempre TRIUNFA.
Fotografías de María Santísima del Mayor Dolor previas a su restauración.