Se ha escrito hasta la saciedad de la vinculación de la Hermandad de la Clemencia y el barrio de la Magdalena. Tanto que se resulta imposible entender ambos entes por separado. La raigambre de la parroquia con su feligresía se hace patente cada Martes Santo, pero es ahora, en pleno mes de julio, cuando las partes de este mismo cuerpo se funden en una noche de verano jaenero. La Festividad de Santa María Magdalena permite ver de nuevo a cofradía y barrio unidos, pero por las callejas de siempre. La Santa que al pie de la Cruz recoge la última gota de sangre del Cristo de la Clemencia muestra ahora un relicario en el que se condensa toda la fe de un pueblo sencillo que se identifica con esta Santa Mujer en su humildad y que, como hiciera ella en el Martes Santo de la Pasión verdadera, espera junto a la Cruz la Redención del Señor.
Fotografías: Daniel Carrasco