La Catedral acoge la celebración Jubilar de las Hermandades y Cofradías

El pasado domingo, 7 de febrero, se celebraba el Jubileo de las Cofradías y Hermandades de la diócesis de Jaén. La celebración comenzaba a las 11 horas en la Basílica de San Ildefonso con la lectura del Evangelio y un fragmento de la Bula del Papa Francisco, con la que convocaba el Año de la Misericordia.

A continuación, multitud de cofrades y una decena de sacerdotes, encabezados por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López, recorrieron en procesión las calles de la ciudad hasta la Catedral de Jaén.  Tras cruzar la Puerta Santa comenzaba la Eucaristía.

“Tenemos motivos para alegrarnos de que una representación numerosa de las Cofradías de la Diócesis acudan en este día de Domingo a la Catedral para alcanzar la Indulgencia jubilar en este Año Santo. Bienvenidos todos. Hemos venido peregrinando desde la Iglesia de san Ildefonso y atravesado la Puerta Santa, para experimentar en nuestro interior el gozo del encuentro con la entrañable misericordia de Dios, nuestro Padre, que se nos muestra sobre todo en su Palabra y en la entrega de Cristo, por nosotros en el sacrificio del Altar. Damos gracias a Dios. Reconocemos que es eterna su misericordia”, aseguraba el Sr. Obispo durante su homilía.

Asimismo, quiso hacer hincapié en la Cuaresma. “El próximo miércoles comenzaremos la Cuaresma. Nos dice también el Papa que, en este Año jubilar, la hemos de vivir con mayor intensidad que nunca y nos da tres pautas: Acercarnos a la historia de la Misericordia divina en las sagradas Escrituras, historia que culmina en la muerte y triunfo de Cristo; recibir el sacramento de la Reconciliación, hacer nuestras las obras de misericordia o alguna de ellas y participar en la iniciativa de las llamadas 24 horas para el Señor, los días 4 y 5 del próximo mes de marzo; son viernes y sábado”.

“Pedimos al Dios misericordioso su apoyo para tener el coraje de decirle «sí» en la vida, como cristianos que somos, por la gracia de Dios. No es que nos pida imposibles, sino que son realidades que tenemos a nuestro alcance. Que nos enseñe y anime a ser misericordiosos con todos, como nuestro Padre del Cielo. Que este Jubileo de la misericordia sea un año de gracia inolvidable, no sólo para mí, sino también para otros por mis súplicas, y hechos, sobre todo a favor de los pobres y cercanos a nuestra vida. Que así sea”, culminaba.

La Eucaristía culminaba con la oración de la misericordia y la bendición con el Santo Rostro.

Fotografías: Manuel J. Quesada Titos

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