La Borriquilla hace su entrada triunfal

El color dorado de las palmas que acompañan durante su
estación de penitencia a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en su
Entrada Triunfal en Jerusalén, brillantes bajo un día de sol, ha sido de
nuevo el protagonista de la mañana del Domingo de Ramos en la ciudad de
Linares. Poco después de las diez de la mañana, los jóvenes hermanos de
esta cofradía comenzaban su camino hacia la Carrera Oficial iniciando
la Semana Grande de Linares.

Cerca de 200 hermanos, ataviados con sus túnicas blancas y
rojas, se abrían paso desde su salida de la parroquia de San José, en
el barrio obrero del mismo nombre, a la que siempre saludan antes de
continuar con su recorrido, lleno de grandes y emotivas imágenes a lo
largo de las calles de la ciudad, como su paso junto al mercado de
abastos. Un año grande para esta joven cofradía que este año ha tenido
la oportunidad de mostrar el fruto de sus esfuerzos con dos nuevas
imágenes en su Paso de Misterio, San Pedro y un niño hebreo que
acompañaron a la imagen de Jesús a lomos de su borriquilla, obra de José
María Higueras.

La Virgen de la Alegría

Tras el ritmo marcado por la banda de la Pasión de Jesús,
la virgen de la Alegría, obra del imaginero sevillano Luis Álvarez
Duarte levantaba los aplausos de los cientos de linarenses que se
agolpaban para disfrutar con el paso de palio de la Hermandad de La
Borriquilla. Al paso de las 35 jóvenes costaleras que la mecían por las
principales calles de la ciudad, la Alegría ofrecía un aspecto nuevo
este año gracias a un toca sobremanto. También se estrenó por primera
vez el acompañamiento musical del Paso de Palio con la Banda Sinfónica
Municipal de Torres (Sevilla) bajo el mando de un linarense hermano de
esta cofradía, Joaquín Delgado, que estreno una marcha dedicada a los
costaleros.

Tras cinco horas de recorrido, pasadas las tres de la
tarde, los cientos de hermanos de la Entrada triunfal en Jerusalén
emprendieron el regreso a su sede canónica en la barriada de San José.
La mañana del Domingo de Ramos llega a su fin poniendo la primera nota
de devoción en las calles linarenses, que horas más tarde daban la
bienvenida a la Hermandad de la Santa Cena Sacramental.
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