Como en otras ocasiones a lo largo de la historia ante situaciones de catástrofe, sequía, plagas o enfermedad, el pueblo de Jaén acudió a su Patrona, Nuestra Señora de la Capilla, para rogar su intercesión para el fin de la pandemia. El Obispo de Jaén, D. Amadeo Rodríguez, presidió una Misa de Rogativas a la Virgen de la Capilla en la Basílica de San Ildefonso 72 años después de la última celebración que en este sentido tuvo lugar en 1949, entonces, para pedirle que lloviera ante la sequía que azotaba los campos. Para la ocasión la Virgen lucía el manto verde de rogativas, regalo del histórico hermano mayor José Gómez Soriano, que lució precisamente la última vez que la imagen fue llevada en rogativas hasta la Catedral.
Durante su homilía el Obispo quiso dirigirse a la Virgen: “Querida Madre, Virgen de la Capilla, has querido bajar, junto a nosotros, como Madre de la Iglesia, para acoger nuestras peticiones y para participar con nosotros de esta plegaria”. En este sentido Don Amadeo continuó explicándole que “en esta Eucaristía, del tercer domingo del T.O, Domingo de la Palabra de Dios, y con un corazón abierto a Jesucristo, que es palabra viva, estamos aquí para rogarte querida Madre. Para poner ante ti, y en tus manos, las preocupaciones, las dificultades, los llantos, las angustias, los dolores del corazón del mundo y del corazón de esta tierra”.
Del mismo modo el Pastor diocesano continuó rogando a la Santísima Virgen de la Capilla que “intercedas ante tu hijo y San José bendito y que le pidas a Dios que nos salve, que nos muestra el camino. Te pedimos que nos protejas, que protejas, especialmente, las capacidades, la inteligencia, las manos, el tacto humanitario, la más profunda sensibilidad humana… para poner dedicación, amor y consuelo en estos tiempos”. Así, quiso pedir, de un modo especial, por los que están en primera línea de acción. “Protege con mucha fuerza a aquellos que están en primera línea de acción, especialmente, el amplísimo ámbito sanitario, que están en lucha permanente para frenar este mal que tanto daño nos está haciendo físico, espiritual, moral, económico, social… Protege, Madre querida, a todos los que están prestando un servicio esencial”.
Asimismo, el Obispo quiso pedir a todos los fieles un profundo sentido de responsabilidad, “cuidarnos para cuidar a los demás”. Y subrayó que habrá muchas celebraciones que tendrán que posponerse hasta que la pandemia lo permita.
Finalmente, Monseñor Rodríguez Magro, quiso subrayar que “en este tiempo de corazones rotos e indecisos queremos decirte, Madre, que aquí tienes a este grupo de fieles que queremos ser testigos del señor, y continuar la obra de Dios y de los apóstoles. El que te súplica es el pueblo santo dolorido, son los familiares que han perdido a sus seres queridos, son las víctimas, los que vivimos con este temor. Gracias por escucharnos. Confiamos, igual que has hecho tantas veces, en que en esta tarde estás acogiendo las muestras y poniéndolas donde tú sabes, ante el corazón de Dios, ante el amor que siente por todos los seres humanos. Que así sea”.
La Eucaristía culminaba con el canto de la Salve y la bendición del Obispo sobre el pueblo fiel. Posteriormente, tuvo lugar el rezo del Santo Rosario. Finalmente, los fieles devotos pudieron venerar a la Santísima Virgen.
Fotografías: Diócesis de Jaén y Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla