El Triduo a María Santísima de la Paz ha abierto el año 2017 en el apartado de cultos cofrades de cierto raigambre y esplendor. Además, en esta ocasión, la dimensión ha alcanzado cotas superiores con motivo del 25 aniversario de la llegada y bendición de la Imagen que ejecutara Antonio J. Dubé de Luque. Por este motivo, el triduo ha contado con tres oficiantes muy especiales. El primero de ellos, el capellán de la Hermandad de la Borriquilla y párroco de Belén y San Roque, D. Juan Herrera, que en su homilía repasó esos 25 años, cargados de experiencia, sentimientos y sobre todo, de un amor renacido hacia María. Un paz, que recalcó Don Juan Herrera, más necesaria que nunca, un paz que progrese y se propague por todo el mundo con el cese de guerras y violencia. Una paz que emane de María y de Jesús.
En el meridiano del Triduo, el oficiante fue D. Amadeo Rodríguez Magro, Obispo de Jaén, que en su homilía señaló que María es la cercanía, es conocer a Dios y a Jesús desde su bendita Madre. Ella es el origen de todo y Ella es el camino para conocer el misterio de Jesús. Por último, en el día de la onomástica de la Virgen de la Paz, el oficiante fue el Cardenal y Arzobispo Emérito de Sevilla, D. Carlos Amigo Vallejo, que cautivó a los presentes con su palabra cargada de conocimiento y amor a Cristo y María. Además, en el tercer día del Triduo participó la Escolanía de la Catedral que con sus voces realzó aún más un culto brillante, digno de unas “bodas de plata”, en el que pudimos comprobar el cuidado y exquisito altar de cultos “edificado” por la fabricanía y priostía de la Hermandad.
Fotografías: Manuel J. Quesada Titos