Por José Gómez Garrido
Llaga de amor, de amor en tu costado
en la que la ciudad llena se aflige.
Lanzada al corazón se nos dirige.
Hora Nona, Jesús Crucificado.
Tu Madre llora a pecho desgajado.
El luto entre brocado ya le viste,
porque la pena que a todos asiste
el alma va cortando a cada lado.
¡Ay, Jaén! Cada lágrima enmaraña
la saeta, Señor, al verte en canto
de nuestra noche. Sé ya la mañana,
que de todo desierto eres el campo.
Bruma de primavera eres temprana
entre brisa, entre inciensos y naranjos.