El sobrio andar de la Buena Muerte engalana las calles de Jaén

Cada vez va quedando menos de nuestra querida semana de pasión. Ayer, miércoles santo, volvió a ser un día grande en la capital. Parecía que la lluvia no nos quería abandonar en este gran día, ya que por la mañana cayeron algunas gotas de agua. Al llegar la tarde esa actividad meteorológica cesó y dejó paso a las dos hermandades protagonistas, la Buena Muerte y el Perdón.

Precisamente con exquisita puntualidad, la hermandad de la Buena Muerte abría la puerta del Perdón de la Santa Iglesia Catedral para iniciar su estación de penitencia. Con unos enseres dignos de mención, la procesión fue trascurriendo con total normalidad. El primero de los tronos hizo entonces acto de presencia en la plaza de Santa María. El Stmo Cristo de la Buena Muerte a hombros de sus caballeros y bajo multitud de vivas, recorrió con su paso característico elegante y sobrio su itinerario. Tras él, la Agrupación Musical María Auxiliadora que volvió a tocar en la capital tras el Domingo de Ramos y el Martes Santo.
Poco después era el misterio del descendido quien se asomaba al dintel de la puerta. Un robusto paso llevado magníficamente por sus caballeros y que, para aligerar peso en distintos momentos, adelantaban el paso. Un misterio que hay que verlo desde todos los ángulos posibles, ya que guarda muchos detalles. La Agrupación Musical de Ntro Padre Jesús de la Piedad en su presentación al pueblo acompañó en todo momento al citado trono con sus magníficas interpretaciones cofrades.
Por último, Ntra Sra de las Angustias, sin lágrimas que dejar caer tras la muerte de su hijo en sus rodillas, entró en la plaza de Santa María bajo multitud de vivas que le lanzaban sus caballeros. Siempre queda el detalle de sus dos angelitos llorando a los pies de María desconsoladamente.
En el momento de la recogida de la hermandad, se procedió al apagado del templo catedralicio y la plaza de Santa María, donde los tres tronos estuvieron expuestos para, finalmente, entrar en su sede canónica. Las reliquias de San Juan de Ávila acompañaron en todo momento el cortejo procesional.
Jaén se echó ayer a la calle para ver tan magnífica procesión, la cual derrochó una soberbia elegancia engalanando las distintas calles de la ciudad.
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