La Concejalía de Urbanismo asumirá, en septiembre, la titularidad de los terrenos de La Imora, donde está la ermita de la Virgen Blanca, y que hoy son propiedad de Heineken. Se cumplirá, así, una de las principales reivindicaciones de los vecinos del residencial.
Los vecinos podrán celebrar, dentro de un mes, la consecución de una reivindicación histórica. Desde que se instalaron en el residencial La Imora y surgió la asociación Fuente Mora habrán pedido decenas de veces que el entorno de la ermita de la Virgen Blanca caiga en manos del Ayuntamiento. Hasta el momento, mantienen un acuerdo con Heineken, propietaria actual de los terrenos, para poder disfrutar del paraje, que goza de un gran valor natural. Pero, claro está, la empresa no se encarga de dotar la zona de las prestaciones de las que disfrutan otras áreas recreativas. Por eso sueñan con un alumbrado, algunos bancos o barbacoas para que el espacio sea “de verdad” de todos. Después de que el concejal de Urbanismo, Manuel López, anunciara, durante la celebración de la verbena en honor de la titular de la ermita, que el Ayuntamiento mantiene negociaciones con la cervecera, han crecido sus esperanzas.
Según confirmó Manuel López, el acuerdo todavía está en vías de forjarse, pero todo apunta a que, en septiembre, la cesión será una realidad. No obstante, Urbanismo no ha aportado información sobre las condiciones de la transmisión.
La asunción por parte del Ayuntamiento de la titularidad del espacio supondrá que la Administración local se hará cargo de su mantenimiento y, si así lo decidiera para la satisfacción de los vecinos, tendría vía libre para adecuar los terrenos y convertirlos en un espacio de esparcimiento. La zona cuenta con un interés natural y cultural considerable, ya que todos los años, el tercer fin de semana de septiembre se celebra la romería en honor de la Virgen Blanca, titular de la ermita que corona La Imora y que, hasta este año, se desarrolló en el marco de un recinto privado. Quizá el próximo peregrinaje se haga ya en suelo de todos.
Me parece perfecto que aquel recinto sea espacio para todos. Es cierto que es una antigua reivindicación. Pero ¿en qué circustancias queda la Cofradía? ¿podrá disponer libremente de la ermita? Sería recomendable que se informaran antes de los escritos de cesión, testamentos de la familia Lázaro y escrituras del terreno, no sea que por hacer “algo bonito” se se produzca un lio legal, y al final, quien pierda, sea la cofradía.