El Cristo de Chircales bendice a miles de fieles

El Señor de los valdepeñeros, el Cristo de Chircales, dejó, ayer, su
ermita para encontrarse con los devotos en el municipio y volver a la
parroquia de Santiago Apóstol. El desfile, protagonizado por los cientos
de hermanos que portaban los cetros, comenzó con el  tradicional cruce
de las banderas.

Los valdepeñeros volvieron, ayer, a conmemorar una de las tradiciones
más seguidas del municipio.
El Santísimo Cristo de Chircales, después
de varios meses en su ermita, volvió hasta la iglesia de Santiago
Apóstol, donde será venerado por miles de devotos hasta el último
domingo de octubre. En esta cita única, cientos de fieles acudieron
hasta el paraje y, alrededor de las tres de la tarde, acompañaron a la
imagen y recorrieron cinco kilómetros hasta llegar, como es habitual, a
las Eras de Santa Ana. “¡Viva el Cristo de Chircales!” “¡Viva su
preciosa madre!”. El sagrado lienzo, de nuevo, se encontró con los
valdepeñeros.

Otro de los momentos más emotivos de la jornada se
vivió cuando, en riguroso orden, cientos de hermanos, con sus cetros, 
iniciaron, a las ocho de la tarde, otro camino. Esta vez, para “recoger”
al Cristo e iniciar un desfile por las calles engalanadas con banderas
de España y Andalucía y con mantones de manila.

La Agrupación Musical
Benito Ortega puso el ritmo al desfile y, una vez en Las Eras, se vivió
otro instante mágico: al ritmo del himno nacional, rodeado de los
representantes municipales, Cuerpos de Seguridad y miembros de la
cofradía, las banderas se cruzaron a la vez que se descubría, poco a
poco, el cuadro. Fue entonces cuando arrancó el aplauso de miles de
personas, llegadas de distintos puntos de la provincia y fuera de ella.
En el “día grande” de Valdepeñas, tampoco faltaron la participación de
otras hermandades, los monaguillos que iniciaron el camino, las decenas
de mujeres vestidas de mantilla y los estandartes, siempre portados por
jóvenes que, desde pequeños, comprendieron el amor que, generación tras
generación, se sintió hacia el Cristo de Chircales.

Tras la subida, a
paso lento y alegre, por la calle El Bahondillo, el cuadro, portado por
los anderos, se detuvo en la Plaza de la Constitución donde, como manda
la tradición, cientos de personas llenaron la zona para pedir
protección al Señor de Valdepeñas y llenaron de emoción el recorrido.

ACTIVIDADES
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 La celebración, sin embargo, comenzó horas antes. A las ocho de la
mañana, el repique de campanas y el disparo de cohetes dieron por
inauguradas las fiestas. A continuación, se disputó el concurso de
migas, se realizó el diseño de camisetas y una cabalgata de gigantes y
cabezudos, acompañada por la Agrupación Musical Benito Ortega, recorrió
las principales calles del municipio para llenar de música y diversión
el ambiente. Además, se celebraron otros juegos, como los del “Busca y
trae”.

Por otra parte, a las doce del mediodía, la Cofradía Matriz
del Cristo de Chircales inició sus actos con el recibimiento de la
filial de Jaén a la entrada del pueblo. Como antesala de la feria y,
también, “como manda la costumbre”, el martes se inauguró el alumbrado
especial de la feria y se celebró el baile regional de las alumnas de
Juan Mari Escabias,  mientras que las canciones de “Elena” amenizaron la
velada. En este espacio se procedió, además, a la coronación de las
reinas de las fiestas. En esta edición, las coronas recayeron en Lourdes
Estepa Chica, Macarena Lendínez Sánchez y Laura Marchal Higueras, en la
categoría de juveniles, y en Ángela Rodríguez Prieto, Laura Torres
Padilla y Olga Higueras Marchal, en infantil. Por último, la actuación
del grupo Crisant hizo vibrar a los vecinos en la Caseta, donde la
fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada.

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