Empezó con mal presagio y terminó siendo la tónica general. La Hermandad del Rocío de Jaén inicio su camino a la aldea almonteña despidiéndose de su ciudad en una tarde en la que la lluvia se convirtió en protagonista. La carreta de plata con el Simpecado hizo el camino de siempre por las calles de Jaén, despidiéndose de la hermandad del Perdón, en Cristo Rey, y haciendo la ofrenda a la Virgen de la Capilla en su Reja.
Tras la petalá en la Carrera, ya con la carreta cubierta, no pudo darse el encuentro previsto con la Estrella, que debía haber estado en Rosario Vespertino por las inmediaciones de la Catedral. La primera etapa de una semana de camino, de lluvia, de oraciones, rosarios y salves, terminó en el Santuario Camarín de Jesús. Comenzaba entonces el camino más duro de los últimos años, tal vez por ello, el más intenso. Para que luego digan que la Fe no es capaz de todo.
Fotografías: Manuel J. Quesada Titos