Los que llevamos algunas décadas inmersos en el mundo cofrade hemos visto cambios muy significativos en las cofradías a lo largo de esos años. Hemos podido apreciar que esos “movimientos cíclicos”, a los que muchas veces se hace mención, pueden ser ciertos.
Así, si en los años 70/80 las cofradías estaban sumidas en una profunda crisis (interna y externa), en los años 90/00 podemos decir, sin temor a equivocarnos, que alcanzaron su cenit. Se renovaron enseres, acompañamientos musicales, exornos florales, se dijo adiós a las ruedas, la vida interna alcanzó niveles que hace que, algunas parroquias, se movieran gracias a las cofradías que acogían. Todo ello, como tantas veces he dicho yo mismo, a que gente joven, con ganas de trabajar y sin ánimo de protagonismo, se pusieron al frente de las mismas.
Y hoy, ¿dónde están las cofradías?; pues me atrevería a decir que “perdidas”. Perdidas porque se le ha dado importancia a cuestiones secundarias, dejando a un lado lo verdaderamente importante. Hoy priman las marchas procesionales, las levantás, las revirás, las cuadrillas de costaleros; cuestiones muy importantes, pero no las más.
En mi opinión se están descuidando muchos, o casi todos, de los aspectos de esa vida interna que sí que es lo verdaderamente importante. Tenemos muchos triduos, quinarios, sabatinas, rosarios de la aurora, besapies etc. etc., pero ¿qué respuesta se tiene de los cofrades?, a veces, ni la propia Junta de Gobierno, asiste.
¿Y la formación?, ¿dónde está hoy la formación? Da pena ver algunos planes de formación, que no pasan de un par de charlas, que normalmente tratan sobre lo externo de la cofradía.
La última “moda” importada en Jaén es el costal, esa forma de llevar los pasos que, según se dice, hace más bello el trascurrir de nuestras Sagradas Imágenes por las calles, aunque, parece que también es cierto, con algún riesgo para la salud de quienes lo practican. A mí, personalmente, el costal me parece bien. Lo que no me parece tan bien es esa masa de personas ataviadas al uso que hacen todo el recorrido procesional detrás del paso, fumando, hablando entre ellos, etc. ¿Qué hacen allí?, seguro que no pretenden su lucimiento, ni que nadie les vea, entonces ¿por qué no se sitúan discretamente en el punto del recorrido, en el que previamente saben que entraran bajo las trabajaderas? Así tengo entendido que se hace en la gran mayoría de las ciudades.
Juan J. Romero-Ávila García
AMIGO JUANJO, TOTALMENTE DE ACUERDO, CON TU COMENTARIO, SIGUES SIENDO UN GRAN COFRADE