Las cubiertas del Camarín no han pasado la primera prueba. Nada más comenzar a llover ayer, las filtraciones volvieron a aparecer en el mismo lugar en el que se habían producido con el temporal desde antes de la Navidad. Hace escasos días que se retiró la grúa desde la que acometió la reparación.
Los responsables de abrir y cerrar el Camarín de Nuestro Padre Jesús se llevaron ayer la sorpresa más desagradable de la jornada. Nada más acceder al templo, a primera hora de la mañana, se dieron cuenta de que el agua volvía a caer por el lateral de la nave, a la derecha del presbiterio. También se percataron de otras humedades, de carácter más leve, que por primera vez han aparecido detrás de la hornacina de la Virgen de los Dolores. Todo ello después de que hace sólo unos días que se retiró de la lonja exterior la grúa desde la que se ha acometido la reparación de las cubiertas que se prolongó durante unos diez días.
El hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, Prudencio Villar, explica que, nada más conocer la noticia, se puso en contacto con el arquitecto municipal para que avisara, a los responsable de Geocisa, empresa que realizó las obras del templo. Los técnicos visitaron de nuevo los interiores del templo a última hora de la jornada y anunciaron que el lunes, si el tiempo lo permite, volverán a acceder a las cubiertas para conocer cuál es el problema por el que el agua no para de filtrarse. La cuestión es que las previsiones de Meteorología contemplan más lluvia a partir de ese día.
Antecedentes.
Al comienzo de la pasada Navidad, después de varias jornadas de temporal, se registraron las primeras goteras en el Santuario de El Abuelo. En aquel momento, los responsables técnicos de Geocisa apuntaron al fuerte viento —que había levantado y roto tejas— y a la posibilidad de que los bajantes estuvieran taponados con hojas o lastre de la misma obra, como las causas más probables que ocasionaban las filtraciones. Sin embargo, hasta el 20 de enero las condiciones meteorológicas no permitieron acceder a los lugares en los que se tenían que intervenir. Durante unos diez días, los albañiles han acometido las tareas de reparación y hace sólo unas jornadas que se retiró la grúa, una vez que dieron por terminadas las obras. Los alrededor de 17 litros de lluvia por metro cuadrado que cayeron ayer han supuesto para las cubiertas del Camarín un examen que no ha aprobado. Lo más curioso es que, al contrario que durante el pasado temporal, las precipitaciones de ayer se produjeron sin una intensidad especialmente fuerte y no estuvieron acompañadas de las clásicas rachas de viento tan habituales en la capital.