La Hermandad de la Virgen del Rocío de Jaén vivió, el pasado fin de semana, una peregrinación extraordinaria en la aldea almonteña, en Huelva. Cerca de dos mil devotos de la provincia participaron en diversos actos religiosos y de convivencia.
“La aldea de El Rocío se ha impregnado del aroma de Jaén”. Con estas palabras resumió Gonzalo Calahorro, presidente de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Jaén, la peregrinación extraordinaria que llevó, este fin de semana, a cerca de dos mil jiennenses hasta tierras onubenses para rendir devoción a la Blanca Paloma.
Aunque algunos de los hermanos y fieles de la Virgen llegaron a El Rocío el jueves, la mayoría lo hizo el pasado sábado, tanto en vehículo particular como en alguno de los casi veinte autobuses que se fletaron para la ocasión. Esa jornada, a las siete de la tarde, el sacerdote Juan Mena ofició una misa ofrecida a los hermanos difuntos, seguida de un rosario cantado alrededor de la ermita que terminó en letanía dentro del templo.
El acto central, sin embargo, llegó al día siguiente. A las once de la mañana partían en comitiva, desde la casa de hermandad y hasta la ermita, los seiscientos miembros de la hermandad de Jaén que se desplazaron hasta El Rocío para asistir a esta fiesta de la fe, aunque no estuvieron solos. “Nos han acompañado las hermandades canónicas de La Carolina y de Baeza, además de la Asociación Rociera de Jamilena que, al no ser filiales, tienen que asistir con nosotros”, aclaró Calahorro. El coro se encargó de animar el recorrido con canciones que subrayaron el carácter plenamente jiennense de la celebración. “Las sevillanas de Jaén evocaban todo lo que hemos vivido”, expresó el presidente.
En la ermita no cabía un alfiler. La eucaristía, oficiada por el párroco Francisco de la Torre, fue seguida con una devoción y un entusiasmo tan respetuosos que mereció, después, la felicitación de la Hermandad Matriz de Almonte. Finalizada la misa extraordinaria, los rocieros jiennenses se trasladaron hasta la casa de hermandad para celebrar una jornada de convivencia que incluía un refrigerio.
“La valoración es muy positiva. Estamos muy contentos de cómo se ha desarrollado toda la peregrinación”, comentó Calahorro. “Ha sido muy emotivo”, concluyó el presidente, satisfecho.