Si hacemos una panorámica por la Semana Santa jiennense, vemos una diversidad de tallas de bella factura. Esta diversidad se da, como no, en los autores de las mismas, así encontramos a escultores santanderinos, valencianos , sevillanos . . . Pero parece de recibo decir que en la Semana Santa jiennense priman obras de granadinos como Emilio Navas Parejo o Domingo Sánchez Mesa y sevillanos como Juan Abascal Fuentes o Alfredo Muñoz Arcos. Es por ello por lo que destacamos la obra del crucificado de la Magdalena, el Cristo de la Clemencia, obra de un imaginero jiennense Salvador de Cuéllar.
En este artículo apuntaremos algunos de los rasgos de este crucificado jaenero y de su autor, si bien la figura de Salvador de Cuéllar se analizara más profundamente en otro artículo. En primer lugar debemos situar la obra del Cristo de la Clemencia en el año 1593, por lo que podemos afirmar que este crucificado es coetáneo del crucificado del Calvario de Sebastián de Solís, hecho posible ya que ambos imagineros también lo fueron en el Jaén de final de siglo XVI.
Esta obra presenta a Cristo ya muerto con la cabeza inclinada a la derecha. La obra fue realizada en madera de pino probablemente cortada en las sierras de Jaén. Su estatura es de 1,90 metros a pesar de su gran altura sus proporciones son las correctas. Otro aspecto a destacar de esta obra es que presenta el hombro izquierdo amoratado por lo que según el autor Cristo debió cargar con la Cruz en este hombro a diferencia por ejemplo de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que como sabemos porta la cruz en su hombro derecho.
Dos rasgos muy característicos de este Cristo son sus ojos y su nariz. De los ojos diremos que están semiabiertos, por lo que acercándonos mucho y puestos a sus pies podemos ver sus pupilas negras. Respecto a su nariz diremos que tiene una nariz aguileña de la que emana sangre por su orificio izquierdo. No menos significativo resulta el estudio de su boca, una boca entreabierta como si quisiera tomar aire que nos enseña un total de seis dientes.
Como hemos dicho anteriormente se trata de un Cristo de grandes proporciones y de complexión musculosa que tiene una herida en su costado derecho de la que emana abundante sangre debido a la lanzada de aquel soldado romano que nos relatan los Evangelios. Herida en el costado izquierdo que llevan todos los crucificados que procesionan en Jaén salvo el Cristo de la Expiración, ya que Cristo aun está vivo.
También advertimos a simple vista las importantes heridas y moratones que presenta en sus rodillas que parece que nos dejan ver incluso sus rótulas, heridas resultado de las caídas de Cristo en su camino al monte calvario.
El Cristo de la Clemencia fue tallado en cuatro partes; sus dos brazos y las dos mitades de su tronco. En lo que respecta a su policromía hemos de decir que esta ha sido la parte más deteriorada por las pésimas restauraciones a las que se vió sometido, sin embargo podemos ver como el Cristo presenta una policromía para nada pálida que sería la propia de un Cristo muerto y desangrado, como así se recoge por ejemplo en el Cristo de la Vera-Cruz o del Calvario.
Finalmente apostillar que el Cristo presenta unas potencias doradas que junto con el Cristo de la Misericordias son los dos únicos crucificados que las llevan y también una corona de espinas también dorada.
Como últimos aspectos señalar que la última y más importante restauración fue la llevada a cabo en 1988 por la restauradora Carmen Bermúdez Sánchez que recuperó el esplendor actual del Cristo. Y también decir que Salvador de Cuellar hizo esta obra expresamente para la cofradía abonándosele 1500 reales.
En definitiva el Cristo de la Clemencia, un cristo made in Jaén que es la joya del barrio jaenero por excelencia, la Magdalena.
Un texto de nuestro colaborador Pedro Jesús Cuadros para www.pasionenjaen.com
Fotografía extraída del Usuario: Juanra Pérez.