De blanco y negro, colores del hábito dominico, apareció Fray Martín Alexis González Gaspar sobre el escenario del Teatro Darymelia. Imponía su figura, sencilla, humilde, fiel a lo que es por dentro. Aunque lo aparente, incluso el atrezo que maravillosamente componen los mayordomos de la Hermandad para dar un toque de hermandad, de Iglesia a la frialdad del telón y las bambalinas, quedó en un segundo plano, o hasta tercero, cuando el Padre Alexis, comenzó a pronunciar lo que llevaba guardado en su carpeta de pregonero.
Una poesía a Jaén fue la apertura de un sinfín de rimas y versos que se sucedían sin solución de continuidad, sin espacio para reposar un corazón encogido por la emoción que solo soltaba tensión en forma de aplausos. Como estrellas definió a sus hermanas, las Madres Dominicas de Jaén que dan cobijo a la Hermandad de la Estrella, y conmovió el juego figurativo del poema dedicado al único naranjo que pervive en la plaza de la Purísima Concepción. Testigo de la vida de Hermandad, del pasar de los años, Fray Martín Alexis entabló una conversación con quien dijo, merece ser pregonero, y de quien tomó prestada una naranja que le acompañó durante el pregón.
Gestos y detalles que le llevaron a fundir a dos estrellas en una Supernova en la Reja de San Ildefonso, cuando Estrella y Capilla se dan la mano por un instante, y para relatar la vida de un barrio identificado con su Madre. Así, caminó por Bernabé Soriano, Almenas o Julio Ángel, calle ésta última, donde la torre de la Catedral dobla su espinazo para ver como los costaleros suportan el peso en la pendiente bajada.
Y así, hasta que llegado el momento final, el pregonero dejó el atril y se giró ante un cuadro de María Santísima de la Estrella para expresar sus últimos versos de amor y prometer que su corazón seguirá siempre cerca de su luz.
Tras el pregón, la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Piedad interpretó Sagrada Presentación, Beso y Traición, Ved aquí al Hombre y estrenó la marcha Réquiem Vigía, dedicada a la Hermandad de los Vigías de Vélez Málaga.
Fotografías: César Carcelén