No es bueno generalizar en ningún aspecto de la vida, menos en algo que atañe a la forma de ser de personas cristianas. Sin embargo, ha sido, es y será un secreto a voces la existencia de roces entre hermandades y sacerdotes. Los motivos pueden ser muchos, pero hay uno que trasciende sobre el resto: la incapacidad de los segundos de entender a los primeros. Se han dado muchos pasos y se ha lanzado el mensaje contundente de que hermandad es Iglesia, y que la una sin la otra, no tiene sentido. Y así lo han entendido los cofrades, que cada vez en mayor número, responden a las demandas de su parroquia, atienden las peticiones de su iglesia doméstica y desarrollan su labor evangelizadora según las directrices del capellán o párroco.
Por una parte, la voluntad es manifiesta, pero ¿y por la otra?
Lo acontecido el sábado en la procesión de la Hermandad del Rocío antes de iniciar el camino hacia la aldea almonteña ha puesto en evidencia la incapacidad de algunos pastores de entender la singularidad e idiosincrasia de sus ovejas. Porque gracias a Dios, cada oveja-cristiano, y cada rebaño-grupo cristiano, es de una manera. La sucesión de los acontecimientos fue la siguiente:
La Hermandad del Rocío acudió a la Basílica Menor de San Ildefonso, como todos los años, a despedirse de la Patrona de Jaén y rezarle una Salve. La Cofradía de la Virgen de la Capilla abrió las puertas y entraron los representantes rocieros entonando sus característicos sones de flauta y tamboril. Entonces, el párroco, D. Pedro Ortega Ulloa subió al Altar y a voces, por el micrófono, pidió que dejaran de tocar, según él “existe un decreto de Roma que impide que suenen tambores en la Basílica”. Ante esta situación, ambas hermandades salieron a la puerta, abochornadas por el lamentable espectáculo ofrecido por un pastor que entiende que el redil es suyo y no de las ovejas. Allí, desde la distancia que marca un dintel que guarda nada más y nada menos que a seis cofradías de Pasión y Gloria, cantaron a la Virgen de la Capilla y del Rocío.
El Papa Francisco ha dicho a sus presbíteros “si cerráis las puertas a la gente, no seréis buenos pastores”. Por desgracia, aún hoy, algunos pastores siguen cerrando puertas y postigos física o simbólicamente a cofradías y a sus hermanos, como dueños de un cortijo que espanta a sus ovejas, verdaderos propietarios de la Iglesia de Dios en la tierra. Resulta triste que los ecos del Vaticano, donde el aire fresco empieza a levantar el polvo, no se escuchen en el silencio de esta ciudad que entre olivos sigue sin entender que más allá de tambores, trompetas, flautas, túnicas o vestidos de flamenca, se encuentra la oración sincera de un cristiano que vive su fe desde la faceta cofrade. Y quien no lo entienda, no puede estar rigiendo una Basílica que guarda en su interior nada más y nada menos que a la Patrona-Alcaldesa Mayor de Jaén.
Desde otro punto de vista, quiero decir que desde hace muchos años, ( no se la fecha exacta) las bandas no pueden tocar dentro de la Iglesia. Podemos estar de acuerdo o no, nos guste o no, todas la hermandedes de pasión y gloria lo aceptaron.
Y si este grupo de personas quiere entrar y presentar su respeto a la patrona de tu ciudad, tendras que aceptar la norma, te guste o no.
De otro modo una actitud muy infantil, e ignorante (no me dejas tocar mi tambor me voy) Esta de moda la actitud de “pablo iglesias” llegar como nuevo y parece que el mundo tiene que girar a mi alrededor. En fin esto es Jaén. Adorar al populismo a la comunidad ysi no me dejan me enfado. Para mi lamentable la actitud del rebaño.
No es la primera que hace este personaje, ya en la mudá de la Pastora el pasado año hubo otro espectáculo de este hombre. También en una boda a la que echaba a la gente nada mas terminar cuando una tromba de agua estaba cayendo… Al igual que en cuaresma a mi y algunas personas que estábamos viendo los pasos de esta basílica, este hombre salió del confesionario para (a empujones, prácticamente) echarnos a la vez que decía que si no íbamos a escuchar la palabras de Dios, que no podíamos estar allí. Luego la Iglesia es de todos…marca la X a favor de ella…
Personaje???? Le guste o no está hablando de un sacerdote…
Creo que estáis exagerando, no se ha negado a que entren, solo ha dicho que dentro de la basílica no suenen tambores ni mas ni menos.
No exageremos.
Nacho, si existe tal decreto, que lo desconozco, y así debe ser cuando lo referencia un Párroco, no entiendo cómo sí permiten entonces a las bandas interpretar marchas cuando las hermandades se quedan en sus templos por la lluvia. O incluso en la mismísima Catedral se interpretan marchas el Miércoles Santo. Y por mí ojalá que siga siendo así, siempre que se haga desde el respeto al lugar donde se está.
Lo sucedido en San Ildefonso es un despropósito, perfectamente evitable.
Me parece un artículo estupendo. Realmente son muchos los pastores que quieres que a sus ovejas se las coman los lobos, prefieren echarlas antes de aceptarlas como son (véase infinidad de casos cofrades).
Coincido con la opinión de este artículo, las puertas de los templos deben estar abiertas para TODOS, si por algún casual el pastor ve que no llevan el camino más correcto, o que por algún motivo cree que su vida de hermandad no es la adecuada, es su deber y obligación decirle a sus ovejas cómo deben de hacer (siempre con buenos modales)
Cada vez hay más pastores “perfumados” que prefieren “no oler a oveja” como pidió al principio de su pontificado SS. Francisco.
En una Iglesia, como Casa de Dios y de todos los cristianos deben ser aceptados todos, no podemos prohibir a nadie rezar por el simple hecho de “tocar la flauta o el tambor”. Creo que la Diócesis de Jaén es un tanto especial en ese sentido porque conozco sobradamente los conciertos de bandas dentro de templos en otras Diócesis con la de Sevilla. Además, supongo que esta “lista negra de instrumentos” aparecen solamente flautas, tambores, cornetas y trompetas, que son instrumentos al igual que el piano, el órgano o cualquiera de los que sí están aceptados.
Dios quiera que poco a poco la Iglesia se llene del Espíritu con el que nuestro Papa Francisco está intentado renovarla.
La forma de llenar las iglesias no es “o se hace como yo quiero o no voy”. Es una pena que todo dependa de si se pueden tocar los tambores cuando la Virgen está en el mismo sitio las 24 horas de los 365 días del año.
Con tu pensamiento es posible que no dentro de mucho tengan que cerrar Iglesias, deje de haber sacerdotes y los pocos creyentes que vayan quedando dejen de serlo o simplemente vayan desapareciendo sin haber nadie que los suceda.
La Iglesia se tiene que adaptar a los tiempos, hay un término medio no todo van a ser tambores, pero tampoco van a ser todo sermones de gente que vive en el siglo pasado, los tiempos han cambiado y si la Iglesia no sabe adaptarse pues terminará por desaparecer porque el cortijo no se podrá mantener.
Y el Domingo de Resurrección si que pudo tocar la A.M. Nuestro Padre Jesús de la Piedad con las puertas de la Basílica abiertas, ¿no? A mí me daría vergüenza ser este señor…
El artículo me parece ventajista. Por un lado, parece que los sacerdotes o hacen lo que nos viene en gana a los cofrades o están cerrando las puertas de la fé. Si no se pueden tocar los tambores, no hay que irse, se puede rezar de mil formas. Pese a que aquí se habla de curas exquisitos, los cofrades sí que nos estamos volviendo exquisitos: si no va a costal no salgo, si no gano las elecciones ya no aparezco, si no me gusta la banda ya no voy…
Muchos comentáis que si la casa de Dios es de todos, que si no hay que poner puertas al campo. Las Imágenes están en el mismo sitio los 365 días del año, más solas que la una, las mias cuentan con diez asistentes y la mitad de las celebraciones litúrgicas importantes como la Asunción o los Oficios, apenas cuentan con fieles en los bancos. Mucho quejarse de que los curas ahuyentan de las iglesias pero muchos sólo pisáis una iglesia una vez al año y sólo si hay tambores.
Y, por casualidad, ¿sabes cuántas veces la pisarían (según tu teoría) si no hubiera tambores?
Si los tambores son necesarios para atraer a la gente a la Iglesia, bienvenidos sean.
Yo ya he tenido esta conversación con mi párroco y terminó por darme la razón. Con que una sola persona venga a la casa de Dios a formar parte de una oración, todo lo que hagamos habrá merecido la pena. Además, ¿donde queda la parábola del pastor en busca de una única oveja? Claro, esto no nos interesa ahora, ¿no, Sara?
Pues yo no estoy de acuerdo en eso, si una persona sólo iría a la iglesia un día y sólo si hay tambores, no me vale la pena esa persona y no voy a cambiar las normas por traerla. Porque no va a ser una oveja que vuelva al redil, sólo una persona que viene a disfrutar de tambores e irse. Por eso en la Semana Santa cada vez hay más aficionados, muchos menos cofrades y muchísimos menos aún creyentes.
Yo sólo me hago las siguientes preguntas: si Su Santidad, el Papa Francisco, hubiese estado presente, ¿habría actuado lo mismo que el Sr. párroco? ¿Habría dejado que el Sr. párroco procediese en la forma como lo hizo? ¿Habría negado a los cofrades cantar y tocar a la Virgen de La Capilla en el interior de la basílica con los instrumentos musicales que llevaban, invocando no sé qué normativa sobre el uso de tambores y demás pitos en el interior de iglesias y templos? Por el contrario, ¿no hubiera estado feliz y encantado de oír cantar y tocar a la patrona de Jaén la Salve Rociera, bellísima, profunda, respetuosa y piadosísima forma de rezar que también tenemos en esta bendita tierra? Ea, ¡ pues ya está todo dicho!
Sr. Plaza, es la segunda vez que tengo la mala suerte de leer uno de sus artículos en contra de la Iglesia, o mejor dicho de una parte de la Iglesia, la que no le gusta a usted. Hace poco en el boletín Estrella 2014 también se pronunció claramente en contra de los postulados establecidos por la diócesis, entendiendo que usted era el que se encontraba un escalón por encima de todos y además daba lecciones. Mire usted las cofradias son una parte de la Iglesia, de su importancia dentro de ella se podría hablar pero no es la cuestión, pero si son Iglesia deben de acatar los principios y las normas de la Iglesia, unas gustarán, otras no y puede que alguna suponga hasta sacrificio, pero las que estén vigentes hay que acatarlas, que cambian pues se acata el cambio y en paz.
No se sí esté sacerdote es más o menos complicado en su disertación respecto a las cofradias, pero dentro de estas también está una mayoría que sólo quiere parte de las normas y eso no puede ser, la obligación de una cofradía y sus miembros es estar al servicio de la Iglesia y sus pastores.
Un último apunte, si hay cada vez menos ovejas también una parte de culpa es de las cofradias y de todos los que debemos evangelizar y no lo hacemos o sólo hacemos lo que nos gusta y no nos incomoda.
Aquí parece que hay una manada de expertos en las enseñanzas del Papa Francisco. Cuando nos interesa y nos conviene, ¡qué bien nos vienen los Papas y los Obispos! Pero en cuanto nos contrarían, son unos lobos, unos personajes siniestros, unos “ovejicidas” (jajajaja).
¿Qué habría hecho el Papa Francisco en esta situación? ¡Pues a lo mejor les habría dicho a los flautistas que para orar a la Santísima Virgen no hace falta tanta música ni tanto litro de cerveza. Tuve la mala suerte de encontrarme a estos señores en la Calle Virgen de la Capilla por ir en el bus público, y nos tuvieron parados a todos los usuarios del autobús, viéndolos bailar y beber cerveza… ¡Así que no nos pongamos a dar lecciones de moral!
Tal vez el Papa habría continuado hablando del derroche en plata y oro, mientras hay tanta necesidad… Porque el Papa Francisco no sólo ha hablado de unos temas, que gracias a Dios no está dejando asunto por tratar…
Por terminar, no me ha gustado el título: “Pastores sin ovejas”. Bastante cofrades pecan de orgullo y vanidad. Se creen que la gente está por ellos, que los siguen a ellos. Y no se dan cuenta de que la gente va por los Sagrados Titulares, y que ellos lo único que hacen es “chupar cargo”, “chupar cetro y medalla dorada”, como si fueran más santos… Y se atreven incluso a chantajear a los legítimos pastores de Cristo, amenazándolos con amotinar a las ovejas con mentiras y medias verdades… Estos no son ovejas, señor periodista, son carneros… La Iglesia no necesita carneros como estos, sino creyentes en Dios… ¡Me gustaría ver por un agujero la fe verdadera de todos estos fantoches que se pasean con báculo, corbata y medalla delante de las Sagradas Imágenes, cuando están llenos de envidias y codicias!