Se venía pidiendo insistentemente. Tanto que hasta el pasado mes de mayo, Nuestro Padre Jesús Nazareno salió en procesión de rogativas por la lluvia. Lo que no podíamos imaginar es que la sequía encontrara alivio en plena Semana Santa. El invierno llegó tardío y se llevó por delante las ilusiones de unos cofrades que, resignados, ya esperan con deseo la Semana Santa de 2025. Solo 7 cofradías de 20, y casi todas con recortes de itinerario, han podido rezar por las calles de Jaén con sus Sagrados Titulares.
El Domingo de Ramos despertó con el cielo blanco. El bochorno del ambiente recordaba incluso a los días de calima de un verano que, lejos de anticiparse, apenas si era un espejismo de lo que estaría por llegar. Aún así, con la Llamá volvió a abrirse la puerta de la Semana Santa en San Roque para que Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Paz inundaran de alegría la mañana de la luz y de los niños.
Sin embargo, la tarde de la primera jornada traía incertidumbre. La amenaza de una posible lluvia con barro para la noche provocó que la Santa Cena decidiera quedarse en San Juan Pablo II, mientras que la Estrella o Oración, optaron por realizar su procesión de penitencia recortando el itinerario de regreso. En ambos casos, el sacrificio del paso por Almenas o de Llana, en el caso de la Estrella, permitieron que ambas corporaciones llegarán justo antes de que la lluvia hiciera acto de presencia.
Desde entonces, el invierno se apoderó de la primavera y tanto la lluvia como el viento se convirtieron en protagonistas del Lunes, Martes y Miércoles Santo en el que no hubo lugar a las dudas.
Ya el Jueves Santo, los pronósticos para la tarde apuntaban un paréntesis de lluvia que se retrasó algo más de lo previsto. La Vera Cruz, la primera en salir, intentó esperar para tomar una decisión que finalmente fue la suspensión de la procesión penitencial. Por el contrario, Gran Poder y Expiración optaron por salir a las calles a pesar de que las nubes negras pasaban por encima de Jaén a gran velocidad por el viento que, en ocasiones, tuvo en vilo a los cofrades de ambas cofradías.
Precisamente fueron las rachas de viento las que motivaron que la Cofradía de Nuestro Padre Jesús suspendiera su salida procesional. Un Vía Crucis en el atrio del Santuario Camarín con el trono de Jesús en la puerta de salida fue lo único de una Madrugada que no daba garantías ni para la cofradía ni para los miles de devotos que se agolpan al paso del Nazareno.
Ya en la tarde del Viernes Santo, aprovechando otra ventana de lluvias y con el viento amainado, las cofradías del Santo Sepulcro y de la Soledad cumplieron su cometido de hacer manifestación pública de fe, aunque con la mirada en el cielo y en los radares. Finalmente, a pesar de recortar el itinerario de regreso, ambas se mojaron ligeramente por culpa de un chubasco que solo generó nervios y prisas.
Y con lluvia incesante llegamos al Domingo de Resurrección, celebrado en los templos con la Vigilia Pascual, mientras en las calles de hacían más grandes los charcos de una Semana Santa que tampoco dio lugar al colofón con la procesión gloriosa del Señor Resucitado y la Virgen de la Victoria.
Fotografías: Valentín Molina