Dicen que la dificultad radica en encontrar la justa medida de las cosas. En muchas ocasiones, cuando se trata de celebraciones y aniversarios, tendemos a sobrecargar el boato o buscar elementos accesorios que terminan por distorsionar lo esencial. Sin embargo, lo acontecido este sábado en Jaén estuvo a la altura de lo esperado, ni más ni menos. La Cofradía de los Estudiantes clausuraba su 75º aniversario fundacional y lo hizo sin perder un ápice su carácter, con los toques extraordinarios precisos, con momentos multitudinarios y para el recuerdo colectivo, y otros de intimidad para conservar en el cajón de la memoria particular de cada hermano.
Con un nutrido cortejo procesional, en el que a las filas de hermanos y hermanas cofrades se sumaron las representaciones de las cofradías de la ciudad, la hermandad partió a las seis de la tarde con destino a la Catedral de Jaén donde se celebró la Eucaristía Pontifical presidida por el Obispo de Jaén, Sebastián Chico. En este camino se vivieron momentos entrañables como el saludo de la Cofradía del Abuelo en el Camarín de Jesús tras un descenso de los cantones que recordó a la tarde del Lunes Santo.
Con los rayos de sol golpeando sobre la caoba y la plata de los pasos, sorprendió el exorno floral en una hermandad de corte serio y clasicista. El blanco se apoderó del monte sobre el que elevaba la Cruz del Santísimo Cristo de las Misericordias, con hachones de cera blanca propios para una procesión gloriosa como la que correspondía este septiembre de 2022. En el palio, la nueva saya y corona ensalzaban aún más la belleza de la Virgen de los Clavitos, cuya marcha sonó varias veces en un repertorio distinto al que acostumbra la Banda de Lopera en la estación penitencial de cada Lunes.
Sin embargo, si algo quedará para la historia cofrade de la ciudad será la salida de Nuestra Señora de las Lágrimas de la Catedral. Por delante, adentrándose en Almenas, avanzaba a los sones de la Banda de la Expiración el Cristo del Bambú cuando el palio se asomó a una plaza de Santa María abarrotada. Allí le esperaba la Tuna Universitaria de Distrito de Jaén para hacerle una ronda especial que culminó con el Himno a Jaén.
A partir de entonces solo quedaba disfrutar del regreso por las estrechas calles del viejo Jaén, algunas por las que hacía mucho que no discurría la cofradía, como la del Obispo González. Recogimiento antes de alcanzar la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced donde el cortejo procesional se adentró sin más reviarás o marchas que las precisas.
Por cierto, buena parte de la ciudad demostró en la calle sus ganas de ver y arropar a las hermandades. Además fueron muchas las personas que visitaron Jaén con motivo de una procesión extraordinaria que, dicho sea de paso, abarrotó los bares del entorno de la Catedral.
Fotografías: Felipe Utrera