Se podría decir que el silencio es solo una palabra, pero marca un antes y un después desde el momento en que esa pequeña palabra entra en juego en la vida de cada uno. A veces estamos muy necesitados de hacer uso de ella para parar en esta vida frenética y pensar un poco en nuestro rumbo. Una hermandad de la capital sabe jugar muy bien con las cualidades de dicha palabra, “el Silencio”. La cofradía que el Martes Santo es capaz de callar el ruido de cornetas y tambores cambiándolo por un silencio y un respeto por Cristo muerto en la cruz.
Ayer tuvo la ya tradicional “igualá” de costaleros. Se dieron cita en los salones de la parroquia de Cristo Rey para ver qué lugar ocuparán este año bajo los pies del Stmo. Cristo de la Humildad. 4 serán los ensayos que se harán durante estas fechas previas a Semana Santa, a los que se sumarán tanto la “mudá” como el “retranqueo” del sábado de pasión, a las puertas de esta Semana Santa de 2014.
En palabras de uno de sus capataces, Rafael Vera, “la ilusión no se pierde año tras año”, y es que algo tiene que tener el silencio que engancha a toda clase de costaleros a pesar de carecer de los elementos que tradicionalmente se juntan en una procesión. Acuden a la llamada del Señor de la Humildad un grupo muy variado de costaleros, desde aquellos que están acostumbrados a otro tipo de hermandad, llamémoslas “de bulla”, como esos ocasionales que se acercan solo a sacar al Stmo. Cristo de la Humildad. El silencio debajo del paso sobrecoge, conmueve, y fomenta la oración junto a los demás y con uno mismo bajo el estricto voto de silencio que se guarda en la hermandad durante la procesión.
El trabajo ocupará cada vez más espacio en las vidas de sus tres capataces, que repiten como en años anteriores; Rafael Vera, Raul Sigler y Ramón Palomo. Animan a todos a vivir la experiencia diferente de sacar un paso en silencio, una experiencia bonita y que enriquece.