El día amaneció con una fina neblina entre la cual se asomaban los rayos del sol, que afortunadamente no quiso perderse este acontecimiento. Muchas fueron las personas que, tras la santa misa oficiada por el capellán de la cofradía, D. Enrique Cabezudo, esperaron pacientemente a la hora indicada para el comienzo del traslado de la bella imagen al castillo que lleva su mismo nombre.

Una representación de varias hermandades de gloria junto con la corporación municipal acompañaron a la Santa en su discurrir desde el barrio de San Felipe, donde se ubica la parroquia de San Pedro Pascual. Al ser domingo, fueron muchos los acompañantes que recorrieron junto a la talla el itinerario establecido, degustando más tarde, en las laderas del castillo, las tradicionales sardinas así como otros platos típicos.

Especial y novedoso fue cuando a la altura de Caño Quebrado, las andas fueron cogidas por un grupo de cofrades uniformados trasladando la imagen a hombros, cuando otros años no se portaba a la Santa hasta que llegaba a la misma puerta del parador. Tras ella, la Agrupación Musical Juvenil “Andrés Martos Calles” de la vecina localidad de Villargordo acompañó con sus sones.

Una vez en su castillo, el patio de armas fue una vez más testigo de la solemne eucaristía impartida como colofón a esta tradicional romería en nuestra ciudad, y que éste año ha tenido un especial seguimiento.