Con la primera luz del día, sale a las calles del viejo Jaén su Dolorosa. Lo hace en septiembre, cuando el fresco empieza a ganar la partida al estío y las rutinas vuelven a imponerse en los quehaceres diarios. Sin embargo, la pandemia ha provocado que el rezo del Santo Rosario se haya tenido que realizar en la intimidad del templo, por la tarde y con la distancia de seguridad pertinente.
Todo es distinto en este inicio de curso cofrade. Por ello, la Congregación del Santo Sepulcro ha celebrado la Festividad de la Virgen de los Dolores de manera especial y extraordinaria. De ahí, el bello altar instalado para la Veneración a Nuestra Señora de los Dolores. La Parroquia de San Juan y San Pedro tenía una luz especial aquella tarde conforme caía el sol. Su palidez y su llanto adoptaban matices nuevos y el recogimiento invitaba a la oración compartida. Cada cuenta, un suspiro de Dolor por lo vivido estos meses; cada misterio, un golpe de Esperanza hacia el futuro.
Fotografías: José M. Anguita