Siempre me he preguntado si realmente somos conscientes de que cuando hablamos, al otro lado del hilo por el que conduce nuestra conversación, hay normalmente personas, y no máquinas. Porque a veces, sobre todo cuando se leen cierto tipo de opiniones en nuestra Semana Santa, tengo la extraña sensación de que aparcamos ese pensamiento para priorizar y resaltar nuestras palabras sobre las de los demás, a cualquier precio, cueste lo que cueste.
Sin ir más lejos, y ante la polémica que ha suscitado el cartel de la Semana Santa de 2018 -polémica ya recurrente de forma anual como las noticas de las olas de calor en los telediarios veraniegos o la cuesta de enero-, volvemos a poner en el candelero opiniones que si nos parásemos a pensar dos minutos antes de verterlas, quizás lo haríamos de otra manera.
La Semana Santa, en general, es un manantial de arte en todos los sentidos. Imaginería, diseños de bordados, tallas, música… y todo ello expuesto de cara al público. Como en cualquier rama del arte, lo que nos evoca y hace sentir a cada uno será una cosa totalmente diferente.
Podría decir claramente que el cartel de la Semana Santa no me gusta, pero no creo que sea correcto decir que es un “desastre de cartel” porque detrás del mismo hay un artista que probablemente sea una persona, no una máquina.
Podría decir que una imagen o talla me gusta más o menos, pero no creo que sea justo poner en entredicho cómo alguien ve a Jesús o a María. El trabajo de una persona, no máquina.
Si hablamos de la música interpretada podría decir que no me dice nada o por el contrario se me eriza la piel al escuchar una marcha, pero creo no poner en entredicho la ilusión y el trabajo de las personas que forman la banda, no máquinas.
Simplemente porque en ningún sitio está escrito que lo que nosotros hacemos sea lo mejor, sino nuestro punto de vista de las cosas, deberíamos de darnos cuenta de que con nuestras opiniones dañamos a personas, no a máquinas.
Como decía ese famoso libro sobre el que se sustenta nuestra fe, y las cofradías… no, los estatutos no, la Biblia, (Mateo 7:12) “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”.
Y esto no quiere decir que todo el mundo valga para hacer todo. Si yo no valgo para hacer una talla, una pintura, una marcha de Semana Santa, ¿con qué criterio lo valoro?. Y si me diera por hacer una talla, una pintura o una marcha, probablemente con toda mi buena intención, me saldría un trabajo que no estaría a la altura de otros profesionales, pero en ese caso agradecería que con Caridad Cristiana se me recondujera hacia otros menesteres semana santeros, pero con respeto.
Esto que escribo no deja de ser una opinión mía y, como otra cualquiera, te puede gustar más o menos, pero… bueno, creo que ya lo he dicho todo y también soy una persona, no una máquina.