Los cofrades somos muy dados a calificar de histórico casi cualquier acto, efeméride o aniversario. Tanto que convertimos en tradición lo que solo cumple un par de años de vigencia y vestimos de costumbre lo que interesa. Sin embargo, esta Semana Santa de 2015 sí que pasará a la historia porque no todos los años se incorpora una Hermandad a nuestra Semana de Pasión. Una nueva cofradía, la del Cautivo, que se plantó este Miércoles Santo en el centro de una ciudad que la esperaba con expectación. Tanta como la de ver el nuevo paso de palio de la Esperanza, sin varales, o como la que siempre genera la salida y llegada de la Buena Muerte a la Catedral.
Desde la Residencia Siloé, en el barrio de Santa Isabel, se iniciaba el largo caminar de la Hermandad trinitaria a la que acompañaron representaciones de la mayoría de las cofradías de Pasión en un gesto que va mucho más allá de ampliar el cortejo. Un gesto que supone la bienvenida, la acogida a quienes vienen a sumar, a engrandecer una Semana Santa que en tiempos de crisis y laicismo imperante, resurge con la juventud como baluarte.
El Cautivo es a Santa Isabel lo que la Clemencia a la Magdalena. Precisamente es en el barrio y la acogida que éste dé a su Hermandad, donde radicará el crecimiento de una cofradía que se puso en las calles con la calidad que se requiere, no solo en presencia, que también, sino en recogimiento y oración, con un estilo bien definido que gustó a quienes la descubrieron. Desde el traje de estatutos, hasta el paso de Jesús Cautivo, cedido por la Congregación de la Vera Cruz con apliques de orfebrería y cartelas trinitarias, se conformó un conjunto de Hermandad que tiene tanto por hacer como ilusión para acometerlo.
Entre los muchos momentos que quedarán en el baúl de la memoria, el saludo en la Parroquia de Santa María Magdalena donde le esperaba el paso de palio de María Santísima del Mayor Dolor. Con los sones del Himno de Andalucía, Jesús Cautivo miró a la cara de su Bendita Madre antes de emprender el regreso a su barrio.
Tras el Cautivo, en el Pilar del Arrabalejo se enganchó la Hermandad Sacramental del Perdón, que sorprendió con un incremento notable de hermanos de luz y un paso de Misterio, el del Cristo del Amor en su Prendimiento, en el que predominó la humildad y la sencillez. Ni un bordado en las túnicas de Jesús o los apóstoles para acercar al espectador al momento de la traición. La conjunción entre la cuadrilla de costaleros y la Agrupación Musical de Jesús Despojado hicieron el resto. También sorprendió el paso de Jesús del Perdón con un exorno floral de iris morados y el flagelo sobre una columna que recuperó el capitel de Juan Abascal. Aunque para sorpresas, el paso de palio de la Esperanza. Una joya en forma de respiraderos que se movió como nunca gracias a unos costaleros que llevan trabajando desde noviembre. Hubo quien echó de menos los varales y las carreras. Personalmente, las carreras para San Antón. La Madre de Dios camina y pasea por las calles y la Esperanza lo hizo derramando aquello que es lo último que se pierde.
Cerró el Miércoles Santo la Hermandad Sacramental de la Buena Muerte. Un museo en la calle, la Cofradía de la Catedral que también crece en hermanos de luz y que ha mejorado ostensiblemente el andar de unos tronos que caminaron sin empujones. A mejorar, el lento transcurrir y el excesivo tiempo de recogida en una plaza de Santa María que se llena de fieles y que aguantan estoicamente el encierro de los tres tronos que se encuentran ante la Catedral.
Impresionante, como siempre, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte que emerge del monte de claveles rojos con la palidez de la piedra del templo catedralicio. Tras el Señor de la Catedral, la Banda del Despojado de Granada, una de las mejores formaciones musicales de esta Semana Santa en Jaén, que interpretó un repertorio clásico y propio muy acorde a la Hermandad. Cornetas y tambores en un cambio de estilo musical muy acertado para acompañar al crucificado de Jacinto Higueras.
Como el pasado año, el Misterio del Descendimiento de Cristo mostró la disposición más óptima para su contemplación. Ni la ligera brisa que suele hacerse presente en las noches jaeneras acudió para mover el lienzo y la sábana santa portada por las Santas Mujeres para recoger el cuerpo de Cristo.
El broche a la jornada lo puso el peculiar trono de la Piedad granadina de Nuestra Señora de las Angustias. Antecedida por un buen número de mantillas, la Virgen de las Angustias puso el acento tradicional a una jornada de estrenos y novedades que espera el palio de la Trinidad para cerrar un círculo perfecto en la tarde del Miércoles Santo.
Al margen de los cortejos de las tres Hermandades, el ajuste de horarios e itinerarios del día más complicado de nuestra Semana Santa resultó positivo. La buena voluntad evitó parones a pesar de encontrar a las tres procesiones, dos de ellas de larga longitud, en apenas una manzana. Solo tuvo que esperar el Cautivo en Carrera Oficial a que la Buena Muerte despejara la calle Campanas, lo que se podría solucionar con un leve adelanto de 15 minutos en la salida de la cofradía de la Catedral. Y como apunte, el entarimado de la calle Tablerón para que los caballeros de trono de la Buena Muerte pudieran cargar por igual. Esfuerzos de hermandad por hacer de la estrechura el mejor espacio para la inmensidad de Cristo.
Miércoles Santo:
Parte 1:
Parte 2:
Parte 3:
Fotografías: César Carcelén
El Cautivo ojalá tenga mucha suerte porque quitando la representación de cofradías, daba una imagen muy desangelada. Espero que cale pronto en la gente.
El Perdón me dio pena la gran diferencia de cortejo con el que traía hace cinco años. El Amor bien, el Perdón impresionante, la Esperanza no me gusta el cambio, me gustaba lo que tantos años llevaba viendo.
La Buena Muerte muy buen cortejo, nazarenos, el Cristo andando como nunca. El Despojado de Granada un bandón.
Lo que menos me ha gustado es que todas salgan cada vez más pronto y se encierren tan temprano. Verlas pasar por Bernabé Soriano a plena luz del día y prácticamente todas recogidas antes de cenar, quita regustito. Este año la mitad de los días parecía que estaban en horario infantil