Ya se ha convertido en algo habitual cuando llega la Cuaresma pero no siempre lo fue así. Todas las Dolorosas de Jaén, salvo Nuestra Señora de los Dolores, de la Congregación del Santo Sepulcro, se visten de hebreas al llegar al Miércoles de Ceniza. Algunas lo hacen antes y otras después, en función de los cultos de la hermandad, pero de repente, la imagen de María se traslada a su época para, desde la sencillez y la humildad, impregnar del espíritu de oración y ayuno que requiere el momento.
Fue Juan Manuel Rodríguez Ojeda, en Sevilla, el que a principios del siglo XX originó esta recreación de la vestimenta que la Virgen vestiría en la época que murió Jesús. La Hiniesta abrió el camino de aquello que tardaría en llegar a Jaén. Según nos explica José María Francés, vestidor de imágenes como la de la Soledad, entre otras, hay que remontarse a finales de los 80 para ver a Dolorosas jiennenses como la Estrella, vestidas de hebrea, y no es hasta 1996 cuando la Virgen de los Dolores de la Cofradía de El Abuelo, es vestida siguiendo este estilo.
La vestimenta de hebrea se basa en indumentarias lisas, sin bordados, y predominan los tonos rojos y azules, que representan la virginidad y la maternidad. También se sustituyen las coronas por un aro con doce estrellas y el encaje suele desaparecer. La austeridad también se aprecia en los elementos que suelen llevar las Dolorosas, que para Cuaresma se reducen a una corona de espinas, un rosario y un pañuelo.
Pronto, en apenas 10 días, María dejará su hábito hebreo para convertirse en Reina y pasear por las calles de Jaén. Mientras tanto, merece la pena observar y meditar en la sencillez.