La Vera Cruz silencia las calles de Linares

Poco antes de las de las nueve y media de la noche
finaliza la eucaristía que se celebra en el interior de la Iglesia de
San Agustín de Linares, donde se congregan los cientos de hermanos de la
Cofradía de la Vera Cruz. El silencio se apodera de cada rincón del
templo. Los 150 penitentes realizan el tradicional voto de silencio
antes de iniciar una de las estaciones de penitencia más impactantes de
la Semana Santa de Linares.

Con el único sonido del paso marcado por cada uno de los
penitentes y el golpear del bastón contra el suelo ordenando a las filas
de nazarenos detenerse o continuar, la Primitiva Hermandad de la Santa
Vera Cruz y Cofradía de la Penitencia y el Silencio de Nuestro Padre
Jesús de la Humildad y María Santísima de la Salud en su Soledad
abandona su sede canónica con la caída de la noche, bajo un cielo
nuboso, y seguida por las miles de miradas que contemplan una de las
estampas más solemnes de la Semana de Pasión en la ciudad minera.

Su cruz de guía arbórea iniciaba su discurrir por Julio
Burell con ambas aceras atestadas de gente. Con los primeros toques de
muñidor aparece la figura de la imagen de Jesús, pensativo en sus
últimas horas, sobre un paso reformado y que estrena este año nuevos
respiraderos, así como las figuras de dos ángeles pasionarios
pertenecientes a la iconografía de la Hermandad de la Vera Cruz anterior
a la Guerra Civil. Un Paso de Misterio que invita a la reflexión y al
recogimiento en una noche oscura en la que el color negro de la túnica
de los nazarenos se hace omnipresente por las calles de la ciudad,
acompañado tan sólo de la cera verde del Tercio de Cristo y el exorno
gris y morado que acompañan a la imagen titular.

Llevado por el esfuerzo de una treintena de costaleros,
cubiertos por las grandes túnicas de ruán negro, y con un cubre rostros
de amplia baberola y especial largura, los penitentes comienzan una
estación de penitencia que este año se alargará durante algo más de tres
horas, con las tradicionales visitas a sus dos anteriores sedes
canónicas: San Francisco y Santa María. Cuando el intenso olor a
incienso comienza a anunciar la salida de la Vera Cruz a lo largo de
todo Julio Burell, hace su salida María Santísima de la Salud, que
estrena un nuevo brocado donado por una de las hermanas de la cofradía,
que brilla en la noche cerrada entre su candelaria blanca.

Durante la estación de penitencia, los nazarenos
mantienen, de forma majestuosa, su voto de silencio, así como la mirada
al frente, pues no pueden volver la mirada atrás para contemplar a su
Cristo o Virgen. Una tradición que se cumple año tras año, como el orden
de las filas, que viene marcado por la antigüedad de los hermanos,
siendo los más veteranos los que van más cerca del paso.

Visita al convento

Sobre las 10 y media de la noche, al llegar a la Plaza de
San Francisco, como es tradicional, se encaran las dos imágenes de la
Hermandad. Desde allí la procesión inició un nuevo itinerario pues, dado
que las hermanas de Santa Ángela de la Cruz son las madrinas de la
Soledad, este año la Hermandad ha querido visitarlas hasta su convento,
donde se realizó un canto. Un nuevo recorrido que ha permitido disfrutar
del paso por el casco antiguo en calles como Cambroneras, Don Luis o
Iglesia, donde la multitud se agolpa en las estrechas calles para
disfrutar de unos momentos de recogimiento y de oración.

Pasa la medianoche cuando la centenaria hermandad se
dirige a Carrera Oficial, donde ante un solemne silencio, se funde con
el respeto de un público atento al paso marcado por los cientos de
penitentes que acompañan a la imagen de Manuel Hernández en su agonía.
Una hora más tarde, la Cofradía de la Humildad comienza
el camino de regreso al templo en una estación de penitencia de respeto,
incluso el cielo ha dado un respiro tras un día con alguna que otra
precipitación.

De nuevo, frente a las puertas del templo, cientos de
personas se agolpan para despedir el Martes de Pasión linarense bajo una
solemnidad especial que prepara a los ciudadanos para la salida de
Cristo Crucificado y la Virgen de la Consolación.
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