Como cada mes de octubre, cuando los ecos de los días de fiesta se esfuman en el horizonte, María Santísima de la Trinidad sale a encontrarse con su barrio. Con la gente sencilla de Santa Isabel reza el Rosario en una tarde de otoño que anuncia el frío que está por llegar y al que siempre es mejor hacerle frente junto a su candela. El calor que da una Madre, el que llena de vida un hogar, el que recuerda a la infancia, el que anuncia primaveras.
Así volvió a mirar de frente la Virgen de la Trinidad a sus vecinos. Un encuentro que ya intuye el que se producirá el Miércoles Santo de 2021. Pero el de entonces, ya será otra historia.
Fotografías: Felipe Utrera
Fotografías: José M. Anguita