A dos meses de la Nochebuena, María Santísima de la Encarnación, en la que la Palabra se hizo Carne, ha centrado las miradas en el barrio de la Alcantarilla. Su Triduo y el posterior Besamanos ha permitido a cofrades y devotos contemplar la belleza de la Madre en la oscuridad del luto. Jornadas de oración en torno a la Dolorosa del grupo parroquial de la Sentencia que se supera en cada culto con el gusto y exquisitez que el rostro inconfundible de la Encarnación merece. Pocas veces se pudo decir tanto con tan poco.
Fotografías: José M. Anguita