Es probable que todavía tengas en casa el árbol de Navidad y el Belén que ha centrado las miradas durante estas Fiestas. Por estos lares dicen que hasta San Antón, Pascuas son. Pero estoy seguro de que ya has sentido el cosquilleo que genera ver como en el horizonte se atisba una nueva Semana Santa.
La convocatoria masiva de igualás de costaleros o la presentación del cartel que anuncia lo que anhelas, son el aldabonazo que acelera tu impaciencia, que despierta tu ilusión.
Por delante, un trimestre que se consume como el cirio que todavía guardas de la pasada primavera. Y sobre todo, mucho trabajo en el seno de unas hermandades que ya preparan el tiempo de la espera.
Un nuevo año por delante, con retos y proyectos para seguir creciendo como colectivo cristiano. Y una nueva oportunidad para que la llama personal de la fe se encienda o se avive, según cada cual.
Los costales salen del armario y las túnicas cuelgan en las superlimpiezas. Indicios de que la cuenta atrás ha comenzado.