Entre los muros de piedra y las columnas que parecen subir al mismo cielo, el relicario de la Catedral de Jaén guarda una cruz que sobresale imponente bajo cúpulas del Renacimiento. Y en la cruz, la Buena Muerte de Cristo. Símbolo del cristianismo cofrade de una tierra nazarena que en ese cuerpo desnudo y sin vida, contempla el aliento de la Gloria.
Solemnes han sido siempre los cultos de la Hermandad de la Buena Muerte cuando en el ecuador de la Cuaresma, celebran el Triduo en honor a su Cristo. En esta ocasión, no lo han sido menos para preparar la cercanía de una Pasión que en la Cruz encuentra el camino a la Gloria.
Fotografías: Manuel Quesada Titos