Aunque estamos inmersos en el Tiempo de Gloria, nunca podemos perder de vista la Cruz, el camino que nos enseña Cristo para llegar a su Verdad, a su Vida. Y con la Cruz y con el Stmo. Cristo de Charcales, el barrio de la Gloria revivió su tradicional romería en uno de los fines de semana de mayor sabor romero que guarda todavía la tradición jiennense. En el pago de la Fuente de la Peña, entre aguas manantiales que emanan de la roca, la pequeña ermita del Cristo del Arroz, como popularmente se le conoce, blanquea un paisaje de hermosa naturaleza que a diario es lugar de paseo y deporte para muchos que huyen del ruido y el tráfico de la ciudad.
Sin embargo, en el segundo fin de semana de mayo, el bullicio se apodera de la zona. Primero con la ofrenda de claveles que después harán el monte calvario del pequeño trono. Y el domingo, con la diana de banderas, cohetes y marchas para anunciar en Jaén que muy cerca, en dirección a Los Villares, Cristo vuelve a reclamar atención, curiosamente, en un mes en el que su Madre se alza protagonista.
En la jornada no faltó el arroz, caldoso o en paella, según el gusto del consumidor. Día de campo, de convivencia y hermandad para culminar en la tarde con la procesión desde la ermita hasta un barrio que celebra sus fiestas y que ve como su Cristo de Charcales, vuelve a abrirle sus brazos. Banderas al viento, sones cofrades de la Estrella y tradición para celebrar que, a pesar de las muchas dificultades que ha atravesado esta cofradía en los últimos meses, recupera el pulso, con su nueva junta de gobierno y con la ilusión de quienes no entienden la Fuente de la Peña sin su Cristo, el Crucificado del Arroz.