El luto riguroso de la Hermandad del Silencio ha quedado en las bambalinas de su palio para sorpresa de sus cofrades, que han encontrado estos días un atavío de lo más singular en María Santísima Madre de Dios. Su terno de salida, inspirado en la corte de los Austrias, no ha dejado a nadie indiferente e incluso ha dividido las opiniones.
Siguiendo el estilo de la época comprendida entre los reinados de Carlos V y Felipe II, la priostía ha decido apostar por un conjunto que dista bastante de los canones a los que acostumbramos a ver en la Semana Santa. Tal y como detallaban en un comunicado: “Nuestras principales fuentes han sido la exposición celebrada en Toledo en 2015 ‘La Moda Española en el Siglo de Oro’ y su magnífico catálogo, la colaboración del año 2014 ‘Las Primeras Vírgenes Vestideras’ de Javier Prieto en el portal La Hornacina y el imprescindible libro ‘El arte de vestir a la Virgen’ de José Ignacio Sánchez Rico, Antonio Bejarano Ruiz y Jesús Romanov López-Alfonso, editado en 2017 por la Editorial Almuzara”.
Tomando como modelo descripciones documentadas y retratos realizados por Alfonso Sánchez Coello a la Infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz, la hermandad rescata la indumentaria imperante durante la corte de los Austrias en cuanto a suntuoso y majestuoso se refiere.
Para describirla han recurrido a un párrafo publicado en la obra ‘El arte de vestir a la Virgen’: “El traje o saya femenina de la época de los Habsburgo (…) se compone de una falda de configuración cónica o acampanada denominada ‘basquiña’, llamada así por un famosos sastre de finales del XVI llamado Juan Alcega, normalmente ésta se dividía en dos en su parte central por un adorno conocido como el ‘orofrés’. El cuerpo o ‘jubón’ era muy ajustado a modo de corpiño y terminaba por delante en pico y solía tener doble manga”.
Además, José Alberto Carrasco detalla en su explicación cómo el manto es de unas dimensiones mucho más reducidas a lo habitual. De hecho, para guardar una notable fidelidad con la época a recrear, los tejidos han sido adquiridos en los talleres venecianos de Luigi Bevilacqua. “Para la saya se ha utilizado un terciopelo del siglo XVI tipo rinascimento avorio, mientras que el manto se ha realizado en terciopelo Ca d’Oro indaco del siglo XVI al que se le han añadido unas pequeñas estrellas doradas”.
En definitiva, se trata de una vestimenta poco común en la que su vestidor, Álvaro Abril, presenta la imagen gubiada por Israel Cornejo a través de un anacronismo para el cofrade más clásico.