La Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte de Baeza ha recorrido en estos días el camino de Santiago haciendo los últimos cien kilómetros, distancia mínima necesaria, para obtener la Compostela.

La peregrinación, compuesta por treinta y dos personas, comenzó el día uno el recorrido por caminos de una belleza inigualable, tupida de vegetación, con enormes robledales (Carballales), castaños, eucaliptos,….  Estuvieron acompañados de miles de jóvenes de diferentes países y de no tan jóvenes que hacían el camino de forma individual o en familia. En él coincidieron con el Cardenal Antonio María Rouco o con el primado de España, don Braulio Rodríguez, que acompañaban a los diferentes grupos de jóvenes a Santiago con motivo de la Peregrinación Europea de Jóvenes.

Dolores de rodillas, ampollas, tendinitis, … unos mas despacio, otros mas rápido, al final todos llegaron el día 6 al monte del Gozo. Y desde allí descendieron hasta Santiago para obtener la Compostela y pasar por la tradicional puerta santa para abrazar al apóstol y rezar ante la tumba.

El sábado día 7 en la misa del peregrino participaron en la misma con una invocación al patrón de España y con la ofrenda de aceite de oliva de nuestra tierra y de un ramo de flores.

Dicha misa estuvo presidida por el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Cardenal Stanislaw Rylko, concelebraron los Arzobispos de Sevilla y Santiago, los obispos de Logroño y de Córdoba y medio centenar de sacerdotes.

Igualmente, asistieron a nuestra celebración la Infanta Cristina, su marido y la familia de este, que siguieron con atención tanto la invocación, como las ofrendas.

Finalmente, el canónigo y prefecto de ceremonias dio paso al acto de purificación del templo con el Botafumeiro como protagonista, destacando que “no es éste un rito vacío, sino una ofrenda al altar y al sepulcro del Apóstol”. Posteriormente, se compartió tanto con el cardenal Rylko como con los arzobispos, obispos, sacerdotes y los duques de Palma unos minutos de saludos. Marchando la cofradía con la satisfacción de haberse postrado un año mas a los pies del Apóstol Santiago.