Cuatro meses han pasado desde el nombramiento por parte del Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez, de diez canónigos que ocuparán los puestos vacantes, que bien por fallecimiento o por renuncia por edad, habían quedado sin cubrir en el Cabildo Catedral. Fue el pasado 14 de mayo, víspera de San Eufrasio, patrón de la Diócesis cuando el Prelado jiennense hizo público el nombramiento de esos diez Nuevos Canónigos de las Catedrales de Jaén y Baeza: , a D. Juan Ignacio Damas, Vicario General y D. José Antonio Sánchez, Provicario General; a D. Andrés Segura, D. Juan Raya, D. Bartolomé López y D. Ildefonso Rueda, Vicarios Episcopales; a D. Miguel Lendínez, Canciller – Secretario General de la Diócesis; a D. Raúl Contreras, Delegado Episcopal para el Clero; y a D. Luis María Salazar y D. Francisco Rosales, párrocos en la ciudad de Jaén.
Este domingo, 15 de septiembre, fiesta litúrgica de Nuestra Señora de los Dolores, han tomado posesión de su canonjía, en un acto solemne y entrañable, en la que los nuevos canónigos han estado acompañados de sus familias, de sus comunidades parroquiales y de sus amigos, que han querido acompañarlos en su inicio ministerial.
Pasadas las 6 de la tarde, la Sacristía de la Catedral acogía el acto de juramento de los nuevos miembros del Cabildo. Tras la lectura del nombramiento de los canónigos, por parte del Secretario del Cabildo, D. Pedro José Martínez Robles, estos realizaban la profesión de fe y, de rodillas ante los Evangelios y el Obispo, uno a uno han hecho su juramento de fidelidad.
Posteriormente, presididos por Don Sebastián y acompañados por el resto del Cabildo, se desplazaron al Coro catedralicio. Allí, el Deán, D. Francisco Juan Martínez Rojas, ha acompañado uno a uno a los nuevos canónigos a su sillería, en la que se han colocado su bonete, tomando posesión así, de manera oficial, del ministerio encomendado.
D. Juan Ignacio Damas, Vicario General de la Diócesis, en nombre de los nuevos capitulares, ha agradecido al Obispo el nombramiento; y al Deán y al Cabildo Catedralicio, su acogida. Con una brillante y emocionante intervención, ha querido reflejar qué supone este nuevo nombramiento, que como el resto de sus hermanos acepta desde la obediencia y el servicio. Ha comenzado sus palabras recordando a Don Miguel Peinado, el Obispo que lo ordenó, y el que le descubrió, cuando aún era un joven seminarista, el templo corazón de la Diócesis: “aprendí a querer este templo cuando era seminarista. Me enseñó a amarlo D. Miguel, el obispo. Creo que no fue a mí solo. Aquí estáis algunos de aquella generación. Él amaba profundamente esta diócesis de Jaén y, en particular, este templo primero de la misma”, ha expresado el neocanónigo. Después, de recordar su paso por el archivo, ha expresado, “La catedral no era solo la madre. Era, para mí, el resumen y la representación de la diócesis. Yo entonces no conocía la diócesis como la conozco hoy, ni la quería como la quiero hoy. Pero la catedral era para mí lo más cercano a sentirme parte de esta Iglesia grande en la que recibí la fe y que me parió para Cristo”.
El Vicario General ha querido hablar, también, en nombre de todos sus compañeros cuando ha afirmado, “agradecidos. Primero al Señor, que nos llama a servirlo en esta iglesia singular, que tiene vocación de ser modelo para todas las comunidades cristianas de Jaén y es sede de quien, en nombre del Señor, las pastorea y tiene la misión de enlazarlas con lazos de comunión. Estamos dispuestos a servir: a eso venimos. Porque de servicio va la cosa”.
Para finalizar su intervención, ha querido dar las gracias al Obispo por haber pensado en ellos para esta nueva tarea que hoy se les encomienda, y de una manera particular, ha querido tener presentes a todos los hermanos capitulares, “Gracias a quienes formáis el cabildo, por vuestra acogida; y también por la ayuda que nos prestaréis para aprender a hacer lo que nos corresponde. Tendréis que practicar con nosotros una de las obras de misericordia: enseñar al que no sabe. Hemos prometido, con juramento, mantener siempre la comunión y cumplir con diligencia grande y con fidelidad las obligaciones inherentes al cargo que se nos ha encomendado; y prestar fiel colaboración al obispo diocesano. El Señor nos ayude a ser fieles, para que estas palabras solemnes que hemos pronunciado no sean vanas”.
Por su parte, el Obispo Don Sebastián comenzó sus palabras agradeciendo la disposición de los nuevos canónigos y la acogida del cabildo: “quiero agradecer al Cabildo por su fraternal acogida a estos nuevos hermanos que se suman a esta comunidad. Sabemos que el trabajo en común, en comunión y bajo el amparo del Espíritu Santo, es lo que nos permite vivir nuestra misión con fidelidad y dedicación”. A continuación, y dirigiéndose a los que acababan de jurar su cargo, les dijo: “Hermanos, ser canónigo es una llamada a servir a la Iglesia desde una posición de profunda responsabilidad. El Papa Francisco nos recuerda con frecuencia que los títulos eclesiásticos no son motivos de honor ni prestigio, sino de servicio. Y en este sentido, ser canónigo no debe ser considerado un privilegio, sino una vocación a vivir de manera más radical la entrega sacerdotal”. Para continuar, diciendo, “ser canónigo es una vocación a la entrega, al servicio y a la comunión con el Obispo, con la Iglesia diocesana y universal. Ser canónigo implica asumir un compromiso mayor con la Iglesia y con su misión. Como miembros del Cabildo, estáis llamados a ser custodios de la liturgia, la Palabra y el servicio a los fieles, de acuerdo con los fines que regulan la vida del Cabildo en nuestra Catedral”.
Don Sebastián no quiso olvidar la vocación a la que están llamados los capitulares, “La vocación de ser canónigo no se puede vivir sin este espíritu. Por tanto, no estáis aquí para ser reconocidos, sino para servir con sencillez y humildad, siempre conscientes de que es Cristo quien nos ha elegido y enviado. La responsabilidad que asumís hoy es grande, pero tened también presente que es un signo de la confianza que la Iglesia deposita en vosotros. Aceptadla con generosidad y dedicación”. Y para finalizar su intervención puso bajo las advocaciones de la Asunción y la Natividad de María la labor de los nuevos miembros del Cabildo.
Desde hoy, el Cabildo Catedral está conformado por 20 canónigos en activo, tal y como indican los estatutos, y una decena en calidad de eméritos, que velan, cuidan y custodian el primer Templo diocesano, relicario del Santo Rostro.