Como es tradición en la ciudad de Jaén, la Cuaresma ha dado comienzo con el Vía Crucis de las cofradías que se celebra el Miércoles de Ceniza. En esta ocasión y por primera vez en la historia, el Santísimo Cristo de las Aguas, de la Hermandad de la Sagrada Lanza, presidió este culto de regreso a la Parroquia de la Inmaculada y San Pedro Pascual tras la celebración de la Eucaristía en la Catedral.
Como cada año, la seo jiennense congregó a cientos de fieles que han querido recibir el símbolo de la Cuaresma, como signo de contrición y cambio. Una celebración que ha estado presidida por el Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez, y a la que se han unido miembros del Cabildo Catedral y párrocos de la ciudad. Una Eucaristía que ha estado acolitada por los seminaristas y los colaboradores del primer Templo diocesano.
Autoridades, como el alcalde de la ciudad, miembros de la Corporación Municipal, autoridades autonómicas y militares, cofrades y fieles se han sumado a esta celebración con la que arranca la Cuaresma. Las lecturas han estado participadas por miembros de la Agrupación de Cofradías y el Evangelio lo ha proclamado, D. Raúl Contreras como párroco in solidum de San Pedro Pascual.
Homilía
Don Sebastián ha querido trasladar al Teniente Coronel de la Guardia Civil, en nombre de toda la Diócesis, su pésame por los dos guardias civiles muertos en acto de servicio en Barbate, la pasada semana. Y ha querido resaltar que han dado su vida luchando contra una lacra de la sociedad como es el narcotráfico.
En su homilía, el Prelado jiennense ha comenzado definiendo la Cuaresma como un tiempo recio, pero a la vez, como un tiempo de gracia: “en el tiempo recio de la Cuaresma, tiempo singular, tiempo santo y santificador. Un tiempo en el que se siente la presencia y la llamada de Dios. Por tanto, un tiempo de gracia”.Después, ha querido significar este camino hacia la Pascua como un tiempo de esperanza y oportunidades: “el recuerdo de la Muerte y Resurrección de Jesús. Es el gran acontecimiento de nuestra salvación. La gran revelación/acción de Dios en favor nuestro; la cumbre y la coronación de la vida de Jesús, de su amor y su obra por nosotros, la cumbre de la creación. La derrota de todos los males y la gran victoria de la salvación para todos nosotros. Desde entonces hay salvación y esperanza”.
Don Sebastián ha profundizado en el significado de este tiempo y ha expresado la necesidad del cambio, marcado por dos rasgos generales. El primero, “Se nos pide el esfuerzo de reconocernos pecadores”. Y el segundo, “el esfuerzo de intentar ser mejores. No podemos resignarnos a ser siempre así. No podemos perder la esperanza ni renunciar a los deseos de nuestro corazón, de nuestra conciencia, de ser mejores”, ha aseverado el Obispo de Jaén.
Del mismo modo ha animado a los presentes a acercarse al sacramento del Perdón. “La Cuaresma es tiempo de reconciliación. Busquemos de corazón esa alegría suprema de estar en paz con Dios, ese gozo interior de sentirle cerca de nosotros y de vivir de acuerdo con Él en la verdad profunda de nuestra vida, en la familia, en el trabajo, en las relaciones con los demás, en el uso de nuestros bienes, en la distribución de nuestro tiempo y en el desarrollo real y diario de nuestra vida”.
En definitiva, el Prelado jiennense ha pedido vivir este tiempo abiertos al cambio, añadiendo al quehacer de cada día un esfuerzo en la oración, el ayuno y la ayuda a los más desfavorecidos. “Un programa de vida justa, recta y santa, digno de un cristiano y de una cristiana, en el que haya: tiempo para la oración, para la lectura del evangelio y de libros de devoción, para rezar nuestras oraciones y participar piadosamente en la Eucaristía; tiempo para el servicio al prójimo, para la limosna, para visitar a los enfermos, para ayudar a los necesitados; tiempo para la renuncia, el ayuno, para la abnegación, que es tanto como tiempo para el servicio, para el amor a los demás, para el perdón y la misericordia”.
Para concluir, ha animado a los jiennenses a participar en las “24 horas pare el Señor” que se celebrará entre los días 8 y 9 de marzo.
Rito de la Ceniza
Al finalizar la predicación, se realizó el rito de la imposición de la ceniza. El Obispo fue el primero en recibirla, de la mano del Deán de la Catedral, para después, él imponerla a los sacerdotes, seminaristas y al resto de los fieles, mientras pronunciaba, “Conviértete y cree en el Evangelio”
Cuando el Obispo ha impartido la bendición ha comenzado el Vía Crucis, cuya primera Estación ha sido el propio templo catedralicio.
Después, ha comenzado un recorrido por las distintas estaciones del ejercicio del Vía Crucis que ha realizado el recorrido desde la Plaza de Santa María, a Obispo González, Plaza Cruz Rueda, Conde, Cantón de Jesús, Carrera de Jesús, Glorieta Doña Lola Torres, Juan Montilla, Carretera de la Circunvalación, Doctor Azpitarte, a su Iglesia, la parroquia de San Pedro Pascual en el barrio de La Glorieta.
Fotografías: Ricardo Armenteros