Domingo de luz y de sol, en el que Jaén se echó a la calle para acompañar a Cristo Eucaristía en la procesión del Día del Señor. Juncias y hierbas aromáticas por las calles donde horas más tarde discurriría la Custodia. Balcones engalanados, preciosas alfombras de sales coloreadas, altares en las calles… una ciudad engalanada para recibir la presencia del Señor.
El repique de las campanas anunciaban, desde primera hora de la mañana, la Santa Misa en la Catedral de Jaén. Presidida por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro y concelebrada por el Obispo emérito de Cádiz- Ceuta, D. Antonio Ceballos así como más de una veintena de sacerdotes diocesanos.
Miembros de la Corporación Municipal, con el alcalde, D. Javier Márquez a la cabeza. La Subdelegada del Gobierno en Jaén, Dª Francisca Molina; autoridades militares; miembros de la Universidad de Jaén; la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la ciudad; representantes de las Cofradías de Pasión y Gloria; la Asociación de amigos de las Catedrales de Jaén y Baeza,; así como el Presidente de Cáritas diocesana, D. Rafael López Sidro y voluntarios de esta organización de la Iglesia, en el Día de la Caridad.
Las lecturas estuvieron participadas por el presidente de la Agrupación de Cofradías, el Hermano Mayor de la Cofradía Sacramental de la Buena Muerte y el seminarista, José Manuel Espejo. El Evangelio lo proclamó el diácono Jesús Mª Almagro. En el décimo aniversario de su fundación, la Escolanía de la Catedral, bajo la batuta de su directora, Cristina García de la Torre, amenizó la solemne eucaristía.
Homilía
En su homilía, el Prelado del Santo Reino quiso comenzar aseverando que “Dios está ahí siempre, en el fondo de los corazones, y hoy les diremos, ‘Dios está aquí’, Dios está con nosotros”. Para proseguir explicando que “Dios está siempre con nosotros y especialmente en la Eucaristía, que actualiza el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Ese misterio de entrega de donación en favor nuestro, que nos ha traído el perdón de los pecados y la vida eterna, la Eucaristía nos lo pone siempre a disposición”.
Don Amadeo quiso recordar que en este día los cristianos podemos decir, “Cristo anda por aquí, anda entre nosotros. No hay nada humano que no le interese. Lo que pasa dentro de nosotros y lo que nos pasa con los demás”.
Del mismo modo, el Obispo quiso recordar que junto al Corpus Chisti, la Iglesia celebra el Día de la Caridad, “que el Señor nos haga uno con Él y nos haga uno con nuestro hermano más pobres y necesitados, con los más débiles, con los más alejados de los bienes de la sociedad, y nosotros tenemos la responsabilidad de ofrecerles una participación de nuestros bienes”.
Al finalizar la Eucaristía, el Santísimo fue trasladado hasta la Custodia, donde fue albergado, para dar inicio la procesión. A la salida de la Catedral, una lluvia de pétalos caía sobre Cristo Sacramentado desde el balcón principal del Templo de Vandelvira. El cortejo procesional: los niños y niñas que este año han recibido la primera Comunión; las representaciones de las cofradías, los sacerdotes y las autoridades civiles, militares y académicas junto con una gran numero de fieles acompañaron por las calles del centro de la ciudad al Señor. Sobre las efímeras alfombras de sales, la presencia de Cristo fue acogida por los miles de jiennenses aguardaban con fervor su paso.
Bendición
Pocos minutos después de la una de la tarde regresaba a la plaza de Santa María la procesión. El Obispo subió hasta los balcones del Templo para impartir la bendición con el Santísimo, que fue recibido por una fuerte ovación por los cientos de jiennenses que ocupaban la plaza para la solemne bendición.
Al finalizar, Don Amadeo quiso agradecer la participación de los fieles en este día, a la vez que definió Jaén como “ciudad eucarística”. Explicó que en esa mañana, “Cristo había recorrido algunas calles, pero que en realidad había estado presente en las 1.143 que forman el callejero de la ciudad”. Para añadir, “Por eso hoy podemos decir que Jesús nos ha bendecido a nosotros y a todos los jaeneros y jaeneras, lo ha hecho con un golpe de viento para que notemos la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones. Podemos decir que lo hemos reconocido como uno de los nuestros, y que no olvidemos que está siempre a nuestro lado y nos acompañará a cada uno de nosotros”
La mañana concluyó en la Sacristía con una pequeña recepción de agradecimiento por parte del Obispo a las autoridades y representaciones que habían participado en la procesión del Corpus Christi.
Fotografías: Diócesis de Jaén