El pintor torrecampeño Franciscoo Galán ha realizado el lienzo central del estandarte de la Cofradía de la Santísima Virgen de la Cabeza de Jamilena. Galán ofrece la conjugación de los elementos clásicos que contienen este tipo de lienzos y muestra a la sagrada Imagen Titular venerada en la Basílica y Real Santuario de la Sierra de Andújar, pero desde una nueva idea compositiva.
Manuel Almansa describe así esta obra: “Toda la composición aparece centrada en el primer plano de Nuestra Señora y el Divino Infante, revestidos con el manto celeste que en el año 2018 donara Josefa Expósito Cuevas y que fuera bordado por Pedro Palenciano Olivares. La Patrona de la Diócesis ha sido recreada tomando como base una fotografía realizada por Juan Antonio Rodríguez Ortega. En la misma, el Niño Jesús luce la corona realizada en plata de ley en el taller de los hermanos Aumente, de Córdoba, pieza compañera de la corona y el rostrillo que ostenta la Santísima Virgen.
Junto a estos honores civiles otorgados en sentida ofrenda a la excelsa Patrona de la ciudad y de la diócesis, podemos ver también parte de la Cruz laureada de San Fernando, ofrendada a la Señora por la familia del capitán Cortés. idílica visión de la Reina de los Cielos sea reverenciada por dos figuras de ángeles recreados pictóricamente según los cánones estéticos de la escultura del siglo XVIII, tal y como podemos apreciar por el tratamiento del cabello, en el movimiento al que queda sometida su figura y en la plasticidad de su policromía. Portan estos ángeles en sus manos, como atributos de referencia de tan ancestral advocación, un cayado de pastor, florecido como signo del milagro obrado de la sanación del brazo del pastor que vivió esta mariana epifanía de la Madre de Dios sobre el cerro sagrado de la Cabeza.
El segundo ángel sustenta la bandera que fuera confeccionada con motivo del 775 aniversario de la Aparición de la Santísima Virgen de la Cabeza, confeccionada por la recordada Andrea Cañuelo, con diseño de Pedro Palenciano Olivares y que fuera donada por los hermanos mayores de la Real Cofradía Matriz de Andújar, doña María del Carmen de Torres y don Antonio Amat. Que el Cielo sea ya esa recompensa tan bien merecida al amor y la maestría de Andrea y a la generosidad y entrega de María del Carmen y Antonio.
A esta bandera que nos une a todas las cofradías que rendimos veneración a esta Advocación secular, Francisco ha querido unirla en un abrazo con el pueblo de Jamilena y ha prendido de su mástil una cinta que muestra los colores de la bella localidad jiennense. Todo un detalle de unión a la Cofradía Matriz y a todos y cada una de las Cofradías que a lo largo y ancho de la geografía peregrinan al encuentro con la REINA DE LOS ÁNGELES en el Cerro Santo.
Hay un reconocimiento indispensable que también muestra el lienzo que preside el estandarte de la Cofradía de Jamilena. Este es la Rosa de Oro, distinción pontificia que fuera otorgada a la Madre de Dios por Su Santidad Benedicto XVI.
Maese Francisco ha querido unir esta joya con otra de nuestras señas de identidad, su condición de hermandad pastoril, apegada a este gremio que la extendió siguiendo los caminos de la Mesta por los pueblos de Córdoba y Málaga, La Mancha y Castilla la vieja. Así la rosa es ofrecida a la Santísima Virgen sustentada en la boca de un borreguito blanco. Esta manera de ofrendar amor a la Santísima Virgen nos recuerda a la visión que fray Isidoro de Sevilla tuvo sobre Nuestra Señora como Divina Pastora de las almas. Fray Isidoro describió al pintor Alonso Miguel de Tovar el hecho de que las ovejas portaban rosas en su boca y se las ofrecían a la Santísima Virgen, vestida con galas de pastora, como representación de las plegarias a Ella dirigidas por sus fieles devotos.
La Basílica y Real Santuario y la torre de la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora, de Jamilena, condensan, a ambos lados de la composición, el origen y el destino de este amor que anima a nuestros pueblos hermanos durante su peregrinar hacia la Madre de todos, hacia la Madre de este Cristo que quiso hacerse Hombre para enseñarnos a vivir con templanza ante la adversidad, prudencia ante lo desconocido, fortaleza ante la dificultad, justicia para corregir el mal, caridad que es el amor más fértil, esperanza que es certeza de que un mundo mejor es posible y FE que es pura VIDA.
Este lienzo fijado ya al estandarte de la Cofradía de la Santísima Virgen de la Cabeza, de Jamilena, atrapará miradas, exaltará almas, provocará plegarias, supondrá un repulsivo para muchas otras cofradías y vendrá a colmar una de las aspiraciones más íntimas de toda Hermandad: ¡intentar reproducir en la Tierra, la BELLEZA con la que la Santísima Virgen María nos aguarda en el Cielo!”.