Con las primeras jornadas de este 2021 consumidas, la espera que ahora se inicia será muy distinta. A falta del comunicado que confirme lo que todos ya sabemos pero que nadie se atreve a decir, encaramos las semanas previas a la Cuaresma conscientes y sabedores de que este año tampoco.
A estas alturas de curso, con los Belenes y adornos navideños retornando al trastero o al altillo, ya teníamos que estar hablando de las mediciones e igualás de costaleros. También deberíamos conocer ya el cartel de la Semana Santa, que habitualmente ve la luz tras la Epifanía para mostrarlo al mundo en Fitur. Y los más previsores, en el estreno de calendario y agenda, ya habrían señalado los días para, como cada primavera, regresar a su ciudad, a sus tradiciones.
Sin embargo, nada de esto ha acontecido en el frío inicio de un 2021 en el que tampoco habrá procesiones penitenciales, estaciones de penitencia o desfiles procesionales. Llámenlas como deseen. El daño en la ilusión es el mismo, y eso sí que es una penitencia.
No obstante, los cofrades celebraremos como cristianos la Semana Santa. En los templos, donde permanecen nuestras Imágenes Titulares todo el año. Allí donde nos reunimos como iglesia. Es cierto que otras capitales andaluzas ya hablan de actos y cultos extraordinarios que inviten a vivir una Cuaresma y Semana Santa de 2021 distinta pero que nada tenga que ver con lo padecido en 2020. Una primavera con cierto regusto cofrade.
La pregunta es evidente ¿qué se hará o se podrá hacer en Jaén? A los problemas económicos de la Agrupación de Cofradías y de muchas hermandades se suma un clero “poco cofrade”. Y no olvidemos que en las parroquias, sedes canónicas de las cofradías, la última palabra es del párroco. Sea lo que fuere, lo contaremos aquí, en Pasión en Jaén. Comenzamos el 2021, el año de la esperanza.