Por más que se hable de ella, no deja de sorprender. De ahí que la Sacristía de la Catedral de Jaén se llenase para escuchar la brillante conferencia que tenía preparada D. José María Torres Casado, profesor y miembro del Centro Español de Sindonología (CES). Delegación de Andalucía. Una charla que se centró en el recorrido que ha realizado la pieza hasta nuestros días, desde Palestina hasta Turín, donde se custodia desde 1578.
Con una copia de la Síndone datada de 1527 y que se encuentra habitualmente en Noalejo, y apoyándose en documentos, pinturas e ilustraciones, José María Torres fue desgranando el tortuoso devenir de la reliquia desde Jerusalén a Edesa, pasando después a Constantinopla, así como el largo periodo de desaparición hasta que en 1349 aparece en Francia. Entre medias, los templarios y una más que posible estancia en Chipre, por los restos de polen encontrados, también fueron abordados por este investigador.
Respecto a la autenticidad de la Síndone, Torres fue muy sincero: “no podemos certificar que Cristo estuvo en ella, pero sí tenemos grandes indicios”. La tela de lino, que crecía en la zona de Palestina, con algunas fibras de algodón, la inexistencia de tejido animal, en base a la prohibición judía de que los telares mezclaran fibras; el tejido en espiga, que no llegó a Europa hasta 10 siglos después; las medidas de la sábana, que responden a la ley judía; los restos de sangre visibles de los azotes, las espinas, los clavos o la lanzada… Y sobre todo, su plasmación en negativo, descubierta cuando en 1898 se le hace la primera fotografía, y la imposibilidad de que la silueta haya sido pintada pues “la impronta solo ha quedado plasmada en 2 o 3 fibras de cada hilo”, añadió José María Torres, dan pie a pensar que el crucificado que fue cubierto con ella pudo ser Jesús de Nazaret.
Esta conferencia ha sido organizada por la Agrupación de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Jaén y el Cabildo Catedral de Jaén.