El más bello de los crucificados andaluces “pasea” por Granada y su hermano gemelo por Jaén. Situémonos son las cinco y media del Jueves Santo, ya aparece por la puerta de San Ildefonso el Señor de la Veracruz. Se asoma a su barrio el Cristo que tallara en su momento el ilustre granadino Domingo Sánchez Mesa basándose o mejor dicho copiando fielmente al “Cristo de la Misericordia” de Granada.
Pero, ¿nadie se ha preguntado como es el Cristo de la Misericordia?.
Nosotros lo vamos a hacer, ¿Qué sabemos de este Cristo de las Misericordia ?¿ Por qué la cofradía de la Veracruz tras perder en la Guerra Civil el “Señor del Trueno”(antiguo Cristo de la Veracruz) encarga a una copia de este cristo granadino?
Todas estas preguntas quedan respondidas al contemplar a este crucificado porque sin duda una imagen vale más que mil palabras. Algunos lo han considerado como hemos dicho el “más bello de los Crucificados andaluces”. Y es que debemos decir que si el Cristo de la Clemencia es un crucificado made in Jaén el Cristo de la Misericordia es un crucificado made in Granada. Quizás en él se reflejen todos los aspectos de la imaginería granadina y de su escultor por excelencia, José de Mora.
Analizando de una forma más concienzuda a este Cristo diremos que salió de la gubia del bastetano José de Mora en 1695. Se trata de una talla de 2,20 metros. Para describirlo vamos a refrendar las palabras con las que se describía a este cristo ya en las época de su creación: “Un Santo Cristo de la Salvación de talla sobre una cruz de madera con embutidos de concha y nácar. Diadema de hojalata y enagüillas de tisú de oro bordado con encaje, un velo dividido en dos partes de damasco morado con sus varas de hierro. Cuatro candelabros pequeños, dos de madera y dos de metal. Dos pedestales de piedra para los ciriales. En la sacristía, tres pares de enagüillas del Santo Cristo de la Salvación, una con ramos de plata, otra de raso con lentejuelas y otra de gasa bordada de realce, todas con encaje”.
Como vemos hablan del Cristo de la Salvación ya que hasta en año 1924 no se le conocía como el Cristo de la Misericordia siendo conocido también como Cristo de la Expiración(durante la década de los cuarenta del siglo XIX) y como Cristo de San José (Iglesia en la que se encuentra actualmente).
Y es que como dicen los más afamados estudiosos de la Historia del Arte: “no tiene, en la escuela del Sur, ni antecedente exacto ni réplica que la iguale ni supere. Será siempre el Cristo de Mora.”
Y tal es la sensación que nos inunda este Cristo que solo podemos citar las palabras de los que saben: “Ni la más mínima contracción del dolor ni rictus mortal. Reposa sobre el hombro derecho suavemente. Los brazos están tensos por el peso de su cuerpo, pero sin estridencias que distraigan el equilibrio de la figura. Por eso, aunque estirados, no exageran el pronunciamiento de los pectorales y la blandura de carnes se patentiza aún más en el vientre. Y es que la anatomía se inicia, pero no se logra en vulgar detallismo. El modelo (que seguramente lo hubo) sirve de medio, pero no de fin. La carga de la cabeza hacia la derecha se equilibra inmediatamente con el avance casi imperceptible de la pierna izquierda. Leves manchas de sangre apenas tintan las rodillas y pies. Todo es equilibrio en esta vertical figura, realzada por la marfileña claridad de su cuerpo, plena de sentimiento, que luce sobre su característica cruz de taracea granadina”.
Esta obra llena de misterio y devoción también envolvió sin duda a su autor que se hincaba de rodillas en un rezo fervoroso cada vez que cogía la gubia para esculpir ese Crucificado en su casa del Albaicín, llamada de los Mascarones. Realizó la obra según el encargo de Clérigos Menores de San Francisco de Caracciolo para su Iglesia de San Gregorio Bético.
Pero lo que más nos embarga de este cristo es su policromía la cual la podemos denominar marfileña. Policromía marfileña que esconde un Cristo muerto pero que por su grandeza y sobriedad está más cercano al más allá que a la muerte y que ya parece advertir signos de Resurrección .
Un cristo granadino pero que está muy cerca gracias a la copia de Domingo Sánchez Mesa para Jaén, aunque tal y como recoge un azulejo en la fachada de la casa de José de Mora; “aquí el insigne escultor José de Mora talló en 1695 este Crucificado, Paradigma de los Cristos andaluces y sin parangón entre ellos; único y aunque con numerosas copias, irrepetible.”
Hemos querido traer este Cristo para abrir los horizontes de la semana santa jiennense y disfrutar contemplando una obra que va más allá de fronteras.
Continuará . . .
Agradecimientos a la web granadanazarena.com ya que algunos fragmentos de este articulo han sido obtenidos de esta web.
Un articulo de nuestro colaborador Pedro J. Cuadros para www.pasionenjaen.com